1. Negación - Capítulo 7


    Fecha: 09/02/2020, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Gonza-Neg, Fuente: CuentoRelatos

    ... le supliqué después de unos minutos, cuando el sonido húmedo de sus dedos en mi interior me resultó repulsivo.
    
    - Todavía no llegamos a la mejor parte, Putita. La parte en la que yo disfruto. – se rio - ¿o qué, no te está gustando?
    
    - Detente – le repetí. Escuché un suspiro de frustración, y retiró los dedos. Me sentí extrañamente abierto.
    
    - Eres.Un.Puto.Y.Harás.Lo.Que.Yo.Quiera – por cada palabra golpeo mis nalgas, lo hizo con fuerza, la suficiente como para que con esas nueve palmadas, mi trasero quedara al rojo vivo.
    
    Lo siguiente que hizo fue desnudarse. Tiró toda la ropa a la pared frente a mi cara, pavoneándose de su atrevimiento. En el pasado, habría querido verlo. En el pasado, habría encontrado la forma de darle, por lo menos, una mirada a su desnudez. Eso era en el pasado. En el presente, su contacto me daba asco. En el presente sólo miraba la puerta, queriendo huir.
    
    - Vamos a remediar tu error – dijo en un susurro, totalmente desquiciado – Te llenaré el culo de leche, otra vez. Pero ahora, tú vas a conservarla. ¿Entendiste? – me limité a asentir.
    
    No hubo más preámbulos, se sumergió en mi cuerpo nuevamente. Su pene no encontró ninguna resistencia y a él pareció gustarle, esta vez no hubo incomodidad por su acto, lo dejé ser. Amarré a la culpa y la vergüenza juntas, en una celda en mi mente. Me penetraba frenético, en mis glúteos sentía sus testículos golpear con cada embestida. Aprecié la sensación de su vello en mi espalda baja, acariciaba mi piel ...
    ... desnuda.
    
    Esta vez no hubo sensación alguna, ni dolor, ni placer, ni nada. El tiempo de acción del fármaco estaba en su máximo. No sentía nada. Me di por vencido, que él destruyera lo que quisiera, yo después evaluaría los daños y recogería los pedazos. Pero necesitaba apurar el proceso de alguna forma. Pensaba en algún plan, alguna táctica que conociera para ayudar a un hombre a llegar al clímax más rápido y lo único que venía a mi mente era comprimir su miembro con los músculos de mi recto. Pero por más que los llamaba, parecían estar dormidos. No me imaginé que el medicamente sería una arma de doble filo, mi salvación y perdición.
    
    Él estaba ajeno de todo, encerrado en un mundo de placer. Se apoyaba en sus brazos, que eran dos mástiles a ambos lados de mi cabeza. Cada uno de sus poderosos músculos tensos, soportando su peso. Entraba y salía, subía y bajaba la pelvis a un ritmo continuo, sin prisa, disfrutando de mi cuerpo, gozando de la sensación de su verga invadiéndome,
    
    Me movía con cada embestida, hundiendo mi cuerpo en la cama. Luego cambió la posición, al parecer cansado que no admirara su virilidad. Me giró y quedamos frente a frente. Elevó mis piernas y se acunó entre ellas, pasó sus manos por debajo de mis hombros y me acercó a su pecho. Mirándome a los ojos. Me dolió lo íntimo de la posición, una posición que usas para amar y no para poseer. Eso me quebró, y me entregué al llanto.
    
    - ¡Ah! Que fastidio… - maldijo irritado, agarró otra almohada y tapó mi ...
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