Negación - Capítulo 7
Fecha: 09/02/2020,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Gonza-Neg, Fuente: CuentoRelatos
... cara, el mundo oscureció – ¡Mucho mejor! – lo escuche decir. Y continúo moviéndose.
El cambio de posición le facilitó una penetración más profunda, y más poderosa, se movía pesadamente hacía mí, con todas las energías que le quedaban. Las piernas se me acalambraron y traté de amoldarme a su posición. Bajo la almohada, los sonidos me llegaban como ecos débiles. Lo escuchaba gemir, y sentía el sonido incesante de penetración. Luego de unos minutos una sensación traicionera comenzó a embargarme. Estaba tan hundido en mi interior, tan profundo, que alcanzó mi punto “P”, y este me estaba arrastrando al placer. Comencé a gemir al compás de sus embestidas, dejando de ser cuerpo y mente, guiado por mi instinto animal.
Elevé mis caderas, brindándole más espacio, volviéndome más receptivo a su cuerpo, dándole la bienvenida. Noto el cambio, y aceleró los movimientos. Actué por instinto, logrando recapturar el tono perdido de mi recto. Cada vez que lo tenía clavado en lo más interno de mí, lo comprimía, enviando oleadas de placer a mi cuerpo y al suyo. Su penetración era todo lo que mis sentidos percibían, apartado de la luz bajo la almohada, no había vista, no había olfato, ni gusto, ni oído, sólo estaba el placer de su tacto, de su miembro en mi interior.
Comenzó a tensionarse y comprendí que se acercaba al orgasmo, me preparé para la oleada de placer. Pero nunca llegó. Sus manos de pronto estuvieron sobre la almohada, sobre mi cara, atrapándome, ahogándome. Proteste, pero ...
... siguió moviéndose dentro y fuera de mí. Moví mis extremidades, tratando de alejarme de su presa, y fue inútil. Comencé a desesperarme, a rasguñar sus brazos y su pecho para que se apartar, pero lo ignoró. Boqueé, buscando una fuente de oxígeno que me mantuviera vivo. Iba a morir aquí. La comprensión invadió mi mente y me dejé ir… lo sentí tensarse… un silbido tronó en mi cabeza… sentí su pene hincharse, descargando torrentes de semen en mi interior… y luego, no sentí nada más. Sólo oscuridad.
- ¡Despierta! – una voz vagamente familiar llamaba, me golpeaba la mejilla.
Abrí los ojos. Inspiré profundamente, tratando de ingresar la mayor cantidad de aire en mis pulmones, como si de alguna forma pudiera almacenarlo. Me incorporé de golpe. Jadeaba. Él se hallaba sobre sus rodillas a mi lado, desnudo. Una sonrisa le recorría el rostro. Lo miré, y mi visión se volvió roja.
- ¡Maldito Hijo de puta! – Le dije y me lancé sobre él con la mano derecha en un puño directo a su cara. Detuvo el golpe en el aire con su mano férrea.
- Si yo fuera tú, no haría eso… - me advirtió, primero mirando mi puño, y luego mirándome. Le sostuve la mirada.
- Trataste de matarme… - lo acusé, con un hilo de voz.
- ¡No! – se tocó la barriga, liberando su agarré sobre mi antebrazo – sólo estaba jugando contigo, pero creo que exageré.
- ¿¡Exageraste!? – le espeté - ¿Tú crees que exageraste? Estuviste a segundos de asfixiarme, imbécil.
- No ibas a morir – dijo, moviendo la mano en el aire, ...