Matilda, guerrero del espacio (capitulo 4)
Fecha: 17/02/2020,
Categorías:
Infidelidad
Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos
... Podríamos intentar cruzar a nado…
—Negativo, ya es un suicidio intentar cruzar con barcazas, mucho más a nado.
—¿Qué ordena entonces mi señora? —preguntó el oficial.
—Mande otro escuadrón y una sección de artillería de campaña, que apoye al 146, y que sigan presionando. Mientras, nosotras, con tres escuadrones atacaremos directamente el palacio. Que la artillería machaque ese punto sin descanso para facilitarnos el avance: quiero a la jodida princesa a toda costa.
Cuando el 146 redobló su presión, los escuadrones se aprestaron a iniciar el asalto.
—¿Dónde quiere instalar su centro de mando? —preguntó el oficial.
—¿Mi centro de mando?, —respondió Matilda soltando una carcajada—. Donde siempre lo pongo: al frente de las tropas.
Activó su escudo de energía mística que emergía del protector de su antebrazo izquierdo, y empuñando a Eskaldár, salio del parapeto protegiéndose con él.
—¡Escuadrones! —gritó, e inmediatamente un único y colectivo grito se oyó como respuesta—. ¡Avanzar!
—¡Avanzar! —repitieron cientos de voces a la vez, al tiempo que los silbatos de los oficiales empezaban a sonar frenéticos.
Protegida por su escudo, que recibía los terribles impactos de las armas imperiales, y ayudándose con su espada, con la que desviaba algunos impactos, avanzaba decidida hacia el enemigo. A su espalda, protegiéndose tras su cuerpo, la Princesa Súm disparaba su arma de partículas. Cientos de soldados de todos los sexos y razas las seguían ...
... protegiéndose con sus escudos de duranio mientras disparaban sus armas en medio de un griterío ensordecedor. Llegaron a la altura de las defensas imperiales y se entabló un furioso combate cuerpo a cuerpo. Aparecieron espadas, cuchillos, hachas, bayonetas: todo valía para luchar. Matilda se abría paso a golpes de Eskaldár, ahora, hombro con hombro con Súm, que, con su arma colgada de la espalda, manejaba con maestría sus dos mortíferas espadas mandorianas, mientras su cola, armada con un punzón de combate, aguijoneaba una y otra vez a los soldados enemigos. Arrollando a los defensores, y después de traspasar el vestíbulo, irrumpieron en el interior del salón principal del palacio, que rápidamente se convirtió en el centro de la batalla. Desde un extremo del salón, Matilda vio a la princesa Zorralla que también la miraba con ojos de odio. Las dos avanzaron simultáneamente abriéndose paso. Cuando por fin se encontraron, estuvieron unos segundos observándose mientras se movían en círculos. Zorralla, protegiéndose con su escudo, se colocó en actitud de combate, como también hizo Matilda. A pesar del odio que sentía por ella actuaba con precaución: Zorralla es una guerrera temible. Además, empuñaba una espada forjada por su padre en Numbar, aunque no era una espada de poder.
El odio que sentía por ella se debía a que el primer encargo que la hizo su padre el emperador, fue conquistar y arrasar el Reino de Numbar. Se empleó a fondo, asesinando a cientos de miles de pacíficos ciudadanos. ...