Heil mama (Cap. 3)
Fecha: 22/02/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: DocJoliday, Fuente: CuentoRelatos
... longitud y esplendor, desde el comienzo de los muslos hasta los pies descalzos de uñas blancas y muy cuidadas. La parte superior consistía en un top de tirantes que le dejaba el ombligo al aire. Tenía el vientre plano, pero no se le marcaban los abdominales, cosa que nunca me ha gustado en una hembra. No llevaba sujetador, y sus tetas destacaban, pequeñas y firmes, bajo la tela. Se puso las manos en la cintura, dobló una pierna, apoyando el peso en la otra, como si posara para una foto, y me miró con la cabeza ladeada.
—¿Qué tal? ¿Le das el visto bueno? —preguntó.
—Claro que sí. Diría que hasta te sobra tela —bromeé. Era la primera vez que le hacía a mi tía una broma de ese tipo, y aunque puso los ojos en blanco y soltó un pequeño bufido seguía sonriendo.
—Anda, no seas tan espabilado, Paquito. Ven aquí.
Dicho esto, se acercó y me dio un fuerte abrazo, acariciándome un poco la nuca. Suspiró y noté su aliento cerca de mi cuello. Merche era mucho más alta que mi madre y solo tuve que inclinar un poco la cabeza para oler su pelo. Mantuvo su cálido cuerpo apretado contra el mío un buen rato, o eso me pareció. Seguramente fueron unos segundos.
—Me alegro de que nos llevemos bien, cielo. Me gusta mucho estar aquí con vosotros —dijo. Se separó un poco para mirarme a los ojos.
—A mí también me gusta que estés aquí, tita.
Se puso de puntillas, con una mano en mi hombro y otra en mi pecho, y por un momento pensé que iba a besarme en los labios. Me besó en la ...
... mejilla, se separó de mí y volvió a sentarse en el sofá. Me quedé un momento allí de pie. Por suerte después de ducharme me había puesto ropa interior y unos tejanos, por lo que mi erección no resultaba muy evidente. Por si acaso, me puse un poco de lado, fingiendo que miraba el televisor.
—¿Qué vas a hacer hoy, tita?
—Voy a ir a correr un poco y al gimnasio.
—¿Vas al gimnasio? —pregunté, levantando las cejas.
—Pues claro. Esto no se mantiene solo —respondió ella, señalando su cuerpo con ambas manos.
Me la imaginé con unas mallas apretadas, sudando y jadeando mientras hacía aerobic o pedaleaba en una bicicleta estática. Seguro que allí más de uno se ponía palote mirándola. Tanto como yo me estaba poniendo solo de imaginarla. Me senté en el sofá y estuvimos charlando un rato, durante el cual se me iban los ojos a sus piernas una y otra vez y mi verga palpitaba apretada en mis pantalones. Si ella se dio cuenta no dio señales de que le incomodase. Al cabo de una media hora fue a vestirse y salió por la puerta con su bolsa de deporte colgada del hombro. Yo apagué el televisor, fui al baño y saqué de nuevo sus bragas del cesto de la ropa sucia.
Por la tarde me encontré con mis amigos en el parque. Ya hacía demasiado calor para las bomber así que todos llevábamos camisetas o camisas de manga corta. Estábamos más animados que el día anterior, a pesar de que todavía no habíamos averiguado nada sobre el negro enorme del chándal gris.
—¿Vamos a vigilar hoy la calle de la ...