1. Heil mama (Cap. 3)


    Fecha: 22/02/2020, Categorías: Incesto Autor: DocJoliday, Fuente: CuentoRelatos

    ... negra, a ver si la trincamos? —pregunté a Román, que por algo era nuestro líder.
    
    —Bah, paso de aburrirme toda la tarde. Daremos una vuelta por allí por si nos la cruzamos, y si no que le den.
    
    Chechu y Fonso asintieron. Al parecer, ya no estaban tan entusiasmados con la idea de encontrar al tipejo que nos había puesto en ridículo, y la verdad era que yo tampoco. Normalmente nos costaba concentrarnos en algo durante mucho tiempo, sobre todo a Román, y ya habían pasado dos días. De todas formas, si el negro aquel seguía en el barrio tarde o temprano nos toparíamos con él, y se iba a enterar. Sus blancos dientes de gorila terminarían desparramados por un bordillo.
    
    Dimos una vuelta y no vimos a la cubana culona. Volvimos al parque y nos pusimos a hablar con unas guarrillas de instituto a las que al parecer no les daban miedo los skinheads. Les dijimos de venir a tomar algo a la furgoneta pero no quisieron, las muy calientapollas. Pensé en ir al 24 horas para pegarle un viaje a la china Mari, pero Chechu ya había comprado litronas y no se me ocurrió ninguna excusa para separarme de mis compadres. De todas formas ya me había hecho dos pajas ese día, y aunque la idea de volver a taladrar ese chochito asiático era tentadora preferí quedarme con ellos ...
    ... haciendo el cafre.
    
    Llegué a casa pasadas las diez. Todo estaba oscuro salvo por la tenue luz bajo la puerta de mi tía Merche. Al igual que la primera noche que pasó con nosotros, escuché su voz y la de mi madre hablando en voz muy baja y riendo de vez en cuando. Estarían de nuevo hablando de sus cosas. Supuse que era algo que harían todas las hermanas, sentarse en la cama a parlotear y cotillear hasta las tantas. Esa vez no me molestó. Me había librado de mis absurdos celos y me alegraba de que mamá fuese feliz y estuviese acompañada. Siempre que la influencia de mi tía no la hiciera cambiar demasiado y no me desatendiese a mí, el hombre de la casa, podría soportarlo.
    
    Al tumbarme en mi cama, me pregunté si Merche llevaría de nuevo ese pijama tan fresquito. Seguro que sí. Evité pensar en lo que llevaría puesto mamá, pero durante un segundo apareció en mi cabeza vestida solamente con la lencería negra que había visto en su baño. De inmediato la desterré y me concentré en su hermana. Sí, a la muy guarra le había encantado quitarse la bata delante de mí y presumir de cuerpazo. Seguro que me había abrazado para ponerme cachondo. Dejé mi calenturienta imaginación seguir por esos derroteros y le dediqué la tercera paja del día a mi querida tita.
    
    CONTINUARÁ... 
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