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Noche de pasión en Lisboa (III): Sacando de apuros a Amália
Fecha: 07/03/2020, Categorías: Gays Autor: alfredo1257, Fuente: CuentoRelatos
... que yo estaba disfrutando era para derretirse. Solo veía su cabeza cubierta con su tocado y la red que le cubría media cara en una imagen sumamente sensual. La aparté para sacarme los zapatos y quedar completamente desnudo y ella aprovechó para sacarse el sostén, dejando a mi total disposición aquel par de tetas que eran mi perdición. A continuación, y como el día que la conocí, soltó los botones de la braga, y con un movimiento de cadera, las dejó caer al suelo. Cuando sacó los pies, alcancé a ver la humedad que se marcaba en la entrepierna de dicha prenda. Avancé mi mano e introduciéndola entre sus piernas constaté que estaba totalmente excitada. Nos metimos en la cama y ella se puso de rodillas sobre mí, se inclinó, pegando su pecho al mío y poniéndome su mano en la nuca, me besó donde me había besado su hermana hacia un rato, diciéndome: —Tranquilo que hoy no hay “beso asesino”, estoy cansada del ajetreo del día y quiero que lo hagamos solo una vez, y dormirme a continuación. Por la mañana te pago el segundo plazo de la factura. Levantó las caderas y con la mano dirigió mi miembro hacia la entrada de su sexo, bajando e introduciéndoselo lentamente en un solo viaje. Sus pechos estaban a la disposición de mi boca, así que comencé a besarlos y chuparlos mientras los acariciaba, tomándoles el peso. Ella bombeó tres o cuatro veces e inmediatamente tuvo un orgasmo fortísimo. Continuó moviéndose arriba y abajo y yo me iba acercando rápidamente a mi final. Se dio cuenta ...
... y ralentizó aún más su ritmo y cuando sintió que estaba a punto de su segundo orgasmo aceleró el ritmo, mientras me besaba en los labios. Le avisé que iba a correrme y ella se clavó aún más profundamente. Nos corrimos ambos gimiendo como jovencitos mientras nos besábamos en la boca. Quedamos abrazados tal como estábamos y al perder mi erección y salirme de su interior, se descabalgó de mí y poniendo mi brazo bajo su cuello se acostó dándome la espalda, y llevando mis manos a sus pechos se dispuso a dormirse hasta la mañana siguiente, mientras me decía entre agotada y melosa: —Buenas noches, mi caballero andante. Nunca un hombre se había peleado por mí. —Buenas noches cielo, que descanses. Así nos quedamos dormidos, abrazados uno al otro. Por la mañana me desperté sintiendo unas manos en mi escroto, al tiempo que una boca abrazaba mi pene. Amália, interrumpiendo la felación me dio los buenos días, y a continuación se aplicó a continuar con lo que estaba haciendo, me encontraba tan a gusto que en muy poco tiempo sentí que me corría, le avisé y ella, manteniendo la felación, recogió todo mi esperma con su boca, tragándoselo a continuación. Me levanté al baño, y cuando volví a la cama, ella me estaba esperando y durante una hora nos dedicamos a conocernos más a fondo de lo que ya nos conocíamos. Ella tuvo cuatro o cinco orgasmos y yo pude culminar otro más. Se levantó y entró en la ducha y al salir, mientras se vestía me dijo: —Dúchate y levántate que es media ...