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Noche de pasión en Lisboa (III): Sacando de apuros a Amália
Fecha: 07/03/2020, Categorías: Gays Autor: alfredo1257, Fuente: CuentoRelatos
... debemos ir ya hacia la capilla, faltan pocos minutos para que la ceremonia religiosa comience. La capilla es un edificio de piedra probablemente de la época de la casona, tiene una capacidad para unas treinta personas y delante, frente al altar hay unas sillas reservadas para la familia cercana. Amália me dirige hacia allí y nos sentamos en la primera fila, en uno de los extremos de la fila. Al poco tiempo, llegan la madre de la novia y el padre del novio, que se sientan hacia el centro de la primera fila. Se oye la marcha nupcial y entra el novio, acompañado de su madre que es la madrina y la novia, acompañada de su padre, que es a su vez el padrino. Ella trae un traje de novia largo y cerrado por el escote, con un aspecto virginal. A mí me gusta que las mujeres cuando se casan, independientemente de su edad luzcan así. Los escotes y alardes de carne, mejor para otros momentos. Ya lo sé, soy un rancio. Viendo a la hermana de Amália y a la novia, me doy cuenta que el pecho generoso viene de serie en esta familia. Cuando termina la ceremonia, me presentan a los novios y a sus padres y departimos con ellos unos momentos sin entrar mucho en detalle ni entretenernos demasiado ya que todo el mundo quiere felicitar a los novios. Yo no conozco la finca, así que me dejo llevar a donde Amália quiera dirigirse. Llegamos a la parte trasera de la casa y entiendo que es allí donde va a celebrarse la fiesta. Debajo de un emparrado alto, hay colocada una mesa corrida con ...
... aperitivos y bebidas. A continuación y bajo una carpa, un conjunto de mesas con sillas para cuatro personas. Más allá hay una tarima con una orquesta de salón y un pinchadiscos para los jóvenes. A la derecha han montado una tarima de madera, nivelada, de unos 80 metros cuadrados que hará de pista de baile y al fondo hay una mesa que está vacía en ese momento, pero que según me dice mi acompañante, es la mesa destinada al buffet. O sea que comeremos de pie y picando. Las mesas son para sentarse a descansar durante el día. No me cuesta imaginarme en otros tiempos las bodas familiares que se habrán festejado en este lugar, con abuelos y niños corriendo, mientras los demás charlan sentados a la mesa, delante de una copiosa comida. Continúa la celebración. Han retirado ya la barra de aperitivos y hace un par de horas que han comenzado a servir el buffet y pronto la orquesta comenzará a amenizar la tarde con música bailable. Mi compañera ha ejercido de anfitriona conmigo y hemos estado charlando con diferentes personas y grupos, después de la preceptiva presentación, ya que hasta hoy, yo no conocía absolutamente a nadie de su familia o amigos y aunque lo intuía, no sabía el status social de su familia. Hoy he constatado que pertenecen a la alta burguesía lisboeta. Hemos ido paseando y nos encontramos en una esquina de la mesa de buffet charlando entre nosotros, cuando observo a un hombre solo, de aproximadamente 1.85 de estatura, con una apostura varonil y cuidado vestuario que se ...