1. De la nieve al fuego


    Fecha: 10/03/2020, Categorías: Masturbación Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... nada. Primero tengo que aprender a quererme a mí misma, y luego me ocuparé de querer a los demás". Eso me había dicho. Que tenía que quererse a sí misma. Nunca entenderé a las tías. Joder, yo también quería a Pedrito, había sido mi mejor amigo desde que éramos críos, pero si me interesa más ella que él… mala suerte, había que escoger y escogí, no es tan difícil…
    
    Por la ventana, veo que el bibliotecario jefe, Oliver, se está poniendo el abrigo y se despide de ella. Me hierven las tripas cuando veo cómo le sonríe y le mira mientras sale, ¡y eso que sabe que está casado! Por cierto que su esposa le espera fuera, en el coche, la veo desde donde estoy. Me medio escondo detrás de una farola cuando él sale, porque le caigo como una patada en los mismísimos y tiene a Arnela de ojito derecho… si no fuera porque le he visto más de una vez la carica gilipollas que se le queda mirando a su esposa, sospecharía que él y Arnela tienen algo. Su mujer le abre la puerta desde dentro del coche, la señorita Irina, profesora de lengua y literatura del instituto vecino, fue profesora mía en último año, durante sólo dos meses, cuando ella estaba aún de prácticas, y buenos desahogos me hice a su salud, es guapísima… Oliver sube al coche todo sonrisas y él y su mujer se besan antes de arrancar y largarse. Qué suerte tuvo el imbécil, con lo feo que es… Me juego algo, a que es tan paradito que antes de conocerla a ella, ni lo había catado. Capaz.
    
    A ver si va saliendo ésta niña de una vez, o ...
    ... mañana me tienen que echar anticongelante con un embudo por las orejas… Desde que me dijo aquello de que necesitaba tiempo, han pasado ya casi cuatro meses. Y yo he estado persiguiéndola durante todo ese tiempo, esperándola cuando salía de clases, metiéndome de extranjis en su biblioteca… se cabreó conmigo y me dijo que no lo hiciera, que no fuera idiota. Que si su tío se enteraba que yo, el Rompebragas, el gamberro institucional de la universidad, iba detrás de ella, me iban a expulsar. Y si Pedro se enteraba, iba a sufrir más todavía, y bastante mal lo estaba pasando ya el pobre…. Intenté hablar con ella, pero me amenazó: o me largaba enseguida, o llamaba "al señor Oliverio". Lógicamente me largué, no es que ese imbécil me achante, pero… joder, uno tiene (o tenía, al menos) una reputación que mantener, y ese tío es el último que quiero que se entere de que tengo debilidad por una chica.
    
    Hace como dos meses que me harté de no verla más que de lejos, y fui a la residencia de estudiantes. No podía entrar, no estoy tan loco como para ponernos a los dos en ese brete, pero hay otros modos de entrar en un cuarto sin pasar por la puerta, y el Rompebragas se los conoce todos. Trepé por la escalerilla de incendios hasta su cuarto, y llamé a la puerta de cristal de la terraza. Arnela se llevó un susto de muerte cuando me vio allí y me pidió una vez más que me fuera, pero me negué, y hablamos. Lógicamente, no me abrió, pero al menos, pude hablar con ella.
    
    "Estoy hecha un lío" me ...
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