1. De la nieve al fuego


    Fecha: 10/03/2020, Categorías: Masturbación Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... y la lamí haciéndome el seductor, entornando los ojos… Arnela se puso como un tomate y se rió, pero no corrió la cortina… se acercó al cristal otra vez y besó de nuevo la zona que yo lamía. Yo acerqué las manos al sitio donde estarían sus tetas de no estar la asquerosa puerta de por medio y fingí apretárselas y pellizcarle los pezones. No estuvimos mucho rato así… sólo hasta que yo le supliqué que me dejase entrar y ella, sonriendo, se negó una vez más. Me fui a mi casa con un dolor de pelotas impresionante, pero feliz como un gilipollas. Estaba cediendo. Me las está haciendo pasar putas, pero poco a poco va cediendo.
    
    Joder, ya era AÑO, por fin se está poniendo el abrigo. No queda un alma en la biblioteca, todo el mundo se ha largado. Hoy que es viernes, medio mundo se va ir de marcha por ahí. Yo antes lo hacía también… he cambiado eso, por esperar a una chica feílla bajo la nieve. Se me han aflojado las tuercas. Y lo peor es que sigo aquí, sonriendo como un gilipollas mientras pateo el suelo, muerto de frío, y con el corazón que se me va a salir sólo porque voy a verla. Apaga las luces. Sale por la puerta y no la dejo ni echar la llave cuando estoy a su espalda, apretándome contra ella, ¡qué calentita está!
    
    -¡Rino! – me dice en un grito ahogado - ¿Qué haces aquí?
    
    -Investigar la teoría de que en una nevada hay al menos dos copos iguales, no te jode… ¡esperarte a ti, como todos los días! – sé que va a notar que estoy con la tienda de campaña montada, pero me trae ...
    ... sin cuidado, no me pienso separar, el calorcito que desprende su culo es demasiado agradable para retirarme.
    
    -Sé que me estás esperando, pero no deberías hacerlo aquí, sino en la esquina… suelta… aquí pueden vernos…
    
    -El yeti nos va a ver… ¡¿con ésta nevada, que parece que estemos en Rusia, quién te figuras que va a haber en la calle, niña?!
    
    -¡Me da igual, suelta…! – pero lo dice riendo. Cuando se debate para que la suelte, se frota contra mí y eso me pone más burro todavía. Al fin cierra y echamos a andar hacia la residencia, no queda lejos. Camino abrazado a ella, pegado a su espalda, y Arnela me agarra de los brazos y los fricciona para darme calor. Mis manos, entumecidas pese a los guantes de cuero, buscan también su calor… - Rino… separa las manos de "ahí".
    
    Me encanta cuando se pone regañona, a lo mejor por eso soy tan pulpo. Llegamos a la residencia femenina e intento hacerme el loco y no soltarla, pero ella misma me recuerda que no puedo subir por la puerta principal, así que nos separamos. Está a punto de subir por las escaleras y me la quedo mirando con cara de pena, algo que me cuesta mucho hacer, porque hasta ahora, nunca lo había necesitado.
    
    -Nela…. ¿hoy, tampoco….? – muevo los labios de forma muy elocuente. Se me queda mirando, reprochándome que "sea tan obstinado", como dice ella. Pero mira hacia un lado y otro del complejo, todo desierto. Se acerca a mí, se pone de puntillas y me da un fugaz besito. Intento retenerla de los brazos, besarla más ...
«1...345...8»