De la nieve al fuego
Fecha: 10/03/2020,
Categorías:
Masturbación
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... confesó "Algo siento por ti, pero no sé si es bueno o no. No sé si es cariño, o amor… o sólo ganas de sexo".
-¿No puedes olvidarlo, verdad….? – le susurré con mi "tono especial para mojar bragas", y la pobre se sonrojó y corrió la cortina. Pero a la noche siguiente volví a verla y admitió que tenía razón:
-No. No se me va de la cabeza. Fue muy intenso, fue… desobedecí todos los mandatos de mi familia de golpe, fui infiel, hice mi capricho, perdí mi virtud, y gocé… y todo a la vez. Comprende que tengo que asimilarlo. Y aún cuando lo haga, no te puedo asegurar que vaya a querer nada contigo… Eres el Rompebragas.
-¿Qué quieres, que te prometa que voy a ser bueno…? – contesté, apoyando los brazos en el cristal de la puerta, mientras ella se apoyaba también, mirándome. – No te voy a decir nada que no sepas, Arnela, antes de "esa noche", había dormido más veces en éste edificio que en mi piso. Bueno, ni eso, dejémoslo en que "he pasado más noches aquí" que en mi piso. Pero mira, de lo nuestro hace ya más de dos meses, y desde entonces, me tienes pasando hambre…
Arnela me miró con esos enormes ojos castaños que tiene, con carita de pena, y tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano para no pegarle una patada al cristal que lo hiciera mistos y lanzarme sobre ella.
-No lo sé, Rino… no sé si fiarme de ti. – Bueno, al menos no había dicho un "no" rotundo, y yo, que estoy acostumbrado a que cuando no me dicen que NO de forma terminante es que va a haber un sí, seguí yendo a su ...
... balcón todas las noches. A los pocos días, puso una sillita y una manta para que no pasase frío mientras estaba allí, y me dieron ganas de bailar de lo estúpidamente contento que me puse. Le he insistido un montón de veces para que me dejara entrar, prometiéndole portarme bien (ni yo me lo creía), pero siempre se ha negado, y sólo hablamos con el cristal de por medio. Hablamos… y hablamos… y hablamos. Y sé que esto suena peor que un tiro, pero es la primera vez que yo hablo tanto con una chica, y de todo lo que hablamos, hablamos tan poco de sexo. Y lo más raro todavía, es que me gusta. Joder, veintiséis años y ya pienso que me estoy haciendo viejo.
El caso es que hace un par de semanas me dijo que si quería, podía esperarla a la salida de la biblioteca. Que vigilase bien que no me viese nadie, eso sí. Y desde entonces, la espero algunas tardes. No todas, no quiero que se vicie… sólo de martes a viernes. Vale, eso ha sonado bastante patético. Pero en fin, al menos puedo estar con ella sin un cristal de por medio, y, más patético todavía, ayer la tomé del brazo y por primera vez, no se apartó. Me bajó la mano hasta la suya, eso sí, no quiere que todavía la coja del brazo. A mí me dio igual, cuando me bajó la mano aproveché para rozarle el culo y ella no se enfadó, le dio la risa tonta. Claro que ayer le daba la risa tonta por todo… cuando nos despedimos en su terraza, le dio un besito al cristal, y con las mismas, acerqué mi boca a la señal de vaho que había dejado la suya ...