1. Historia del chip 007 - En el comedor - Daphne 003


    Fecha: 11/04/2020, Categorías: Gays Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos

    ... hambre. Y la señal estaba clara: mientras los vestidos le quedasen tan ajustados...
    
    La mesa no era lo bastante grande para sus tetas. O eso pensaba Daphne. Quisiera o no, eran el centro de atención. Los otros tres estaban vestidos informalmente y tapados. Salvo G3, que llevaba un short que permitía lucir unas piernas de vértigo. Las veía porque una vez que retiraron las bandejas, el cristal de la mesa no ocultaba nada. Tampoco sus propios muslos descubiertos ni el camino a ese lugar hipnótico de las mujeres. Mantenía los talones elevados casi todo el tiempo. El gesto hubiera resultado agradable casi siempre. Como ahora resultaba necesario para airear un poco sus pies, le volvía extrañamente consciente de la tensión en las extremidades incluso estando sentada. Quería cerrar un poco más las piernas, pero ya era tarde. Se hubiera notado su incomodidad. Y le venía bien un poco de frescor entre las piernas. El vestido era un verdadero agobio.
    
    Llegaron los cafés. La camarera parecía saber lo que quería cada uno, pero no dejaba de traer un poco más de azúcar, agua y leche en el carrito. Daphne iba a pedir su cortado con doble de azúcar cuando le sirvió un expreso, apenas media taza minúscula y con un contenido más negro que la noche más fría y oscura.
    
    —Su expreso con doble café y mitad de agua, como ha indicado su tutora. Es ...
    ... recomendable beberlo lentamente.
    
    Daphne aparentó que todo era normal, pero por dentro la rabia creció. Se contuvo y le sonrió a la chica.
    
    —Gracias.
    
    Se sintió la mujer más hipócrita del mundo. Podía abandonar. Era lo mejor. No había hecho nada para merecer eso. Entonces recordó que también Jennifer perdería sus puntos. Al menos, debía hablar con ella. La vida no podía ser tan cruel.
    
    —G3, ¿puedes contarme un poco más sobre la escuela? Voy realmente perdida, como ya has visto antes.
    
    G3 asintió. Le cogió la mano a Kaito.
    
    —Será mejor que lo hagas tú. Llevas más tiempo.
    
    Fue entonces cuando sonaron dos tabletas. Fue Kaito el primero en ver el mensaje que había recibido.
    
    —Pues vamos a tener tiempo de sobra. Han anulado la clase conjunta de etiqueta y cortesía. Pidamos otro café y te cuento un poco, H4. Espero que éstas bellas damiselas me ayuden.
    
    Kaito no había dejado de mirar a Daphne. Resultaba evidente que la vista se posaba en los pechos semidesnudos más tiempo que en los hombros o los ojos. Curiosamente, eso tranquilizaba a Daphne. Le parecía lo más normal del mundo. Así que miraba la cara de Elizabeth o de Susan, le resultaban tan perturbadoramente bellas que no tenía palabras. No sabía que le gustaba más: admirar su belleza o sentir sus pechos observados. Al menos, algo era seguro: no le gustaba el café amargo. 
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