1. El calvario de Luciana (9)


    Fecha: 26/09/2017, Categorías: Incesto Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... malvada. Disfrutó un instante de lo que acababa de ocurrírsele y mientras sus labios dibujaban una sonrisa perversa decidió que debía castigar a su yegua por haber desobedecido una orden.
    
    -Elba, ponela en el caballete. –ordenó y recién entonces Graciela se dio cuenta del nuevo instrumento de castigo que Emilia había instalado en la sala de juegos. La fuerte tensión que sentía le había impedido advertirlo antes. Era un caballete de madera oscura que tenía en su parte superior un acolchado recubierto de cuero negro y en el extremo inferior de cada una de sus patas, un aro de metal que se abría y cerraba con una pequeña llavecita.
    
    Elba la puso de pie tirándole con rudeza del pelo y sin soltarla la llevó hasta el caballete, la inclinó sobre el acolchado y le sujetó después con los grilletes las muñecas y los tobillos, mientras Emilia contemplaba la escena con mirada caliente.
    
    -Vendale los ojos. –ordenó y el ama de llaves volvió a cubrir con el trozo de tela negra los ojos de la esclava, cuya respiración se hacía cada vez más agitada.
    
    Emilia llamó a Elba con una seña y cuando la tuvo a su lado le dijo en vos muy baja, para evitar que Graciela escuchara:
    
    -Vamos a azotarla entre las dos, una a cada lado le daremos por turno en las nalgas y los muslos, vos con la fusta, yo con la vara, pero no le vamos a dar muy fuerte porque quiero terminar de hacerla adicta a los azotes y para eso el placer debe ser mayor que el dolor; entre ambas sensaciones tiene que haber una ...
    ... proporción adecuada. ¿Entendés, Elba?
    
    -Entiendo perfectamente, señora, no se preocupe. –respondió el ama de llaves mientras miraba codiciosamente las nalgas indefensas de Graciela, sus hermosos muslos blancos y bien torneados.
    
    Emilia sonrió complacida.
    
    -Bueno, a lo nuestro entonces y seguida de Elba fue hacia el estante donde estaban los instrumentos de azotar. Tomó la vara, Elba se hizo de la fusta y ambas se ubicaron en la posición justa para empezar con el castigo. Emilia a la izquierda de la esclava, Elba a la derecha fue la primera en golpear para que el ama de llaves imitara la fuerza del azote. El varillazo cayó sobre ambas nalgas y Graciela emitió un gemido y enseguida otro al sentir el fustazo en su nalga derecha. Así siguieron las tres, vinculadas por un juego erótico de altísimo voltaje que las tenía mojadas y respirando agitadamente, con Graciela jadeando y gimiendo a cada azote, algunos en las nalgas, otros en sus muslos, mientras sentía que su vagina era una catarata de flujo. Algo así intuyó Emilia y entonces hizo una seña a Elba y ambas detuvieron la azotaína. Emilia le ordenó a Graciela que abriera la boca y le metió la vara entre los dientes:
    
    -Sujetala. –le ordenó y se colocó después detrás de la esclava, buscó la concha e introdujo dos dedos, hurgó un poco en la mojada cavidad y lanzó después una carcajada hiriente:
    
    -¡Sos muy puta! –le gritó insultante a Graciela dándole un chirlo. Rodeó después el caballete, le quitó la vara de la boca y repitió ...
«1234...8»