El calvario de Luciana (9)
Fecha: 26/09/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... inclinándose hacia ella, con la cara muy cerca del rostro de su esclava:
-Sos muy puta, sos un animal en celo.
Graciela permaneció en silencio, sabiendo que no podía hablar sin permiso, aunque hubiera querido gritar que su Ama tenía razón, que ella no era más que un animal hembra en celo permanente que le provocaba su adorada Ama Emilia. Jadeaba en silencio y Emilia la miraba complacida y cada vez más excitada por el alto nivel de dominación que estaba logrando sobre su presa.
-¿Me equivoco, yegua puta?
La pregunta era un permiso para hablar y entonces dijo:
-No… No, Ama, no se equivoca… Soy una puta siempre en celo, pero porque usted ha hecho esto de mí, usted me ha convertido en lo que soy, Ama…
-Mmhhhhhh, bien… Muy bien, y ahora decime, puta Graciela, ¿alguna vez te sentiste tan caliente con tu marido? ¿alguna vez tu maridito te hizo arder como ardés conmigo? ¿alguna vez tu concha chorreó tanto con él como chorrea conmigo?
Graciela sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas bajo la venda, por la dolorosa realidad que Emilia le develaba con sus preguntas:
-No, Ama… nunca sentí con mi marido lo que usted me hace sentir…
-¿Y si yo decidiera echarte a la calle ahora mismo y no quisiera saber nada más de vos?
Graciela se revolvió inmovilizada en sus grilletes, presa de la angustia:
-¡No, Ama, nooooooooooooooo!...
-Vamos, perra, no dramatices, seguramente retomarías tu vida normal de esposa y madre de familia, de empresaria exitosa y ya que ...
... descubriste el encanto del sexo lésbico te pondrías a seducir a alguna hembrita de vez en cuando.
-Por favor, Ama, no siga torturándome así… Por favor… -suplicó Graciela con los ojos arrasados en lágrimas bajo la venda que los cubría.
Emilia y Elba intercambiaron una mirada cómplice y la proxeneta siguió hablándole a Graciela:
-A ver si nos entendemos, yegua, yo te hago lo que se me antoja. Vos pudiste elegir volver a ser libre, pero perdiste esa última oportunidad que te di y ahora, a partir de ahora, vas a atenerte a las consecuencias. Te voy a convertir en una esclava total, vas a ser mi objeto de placer, Graciela.
-¿Puedo decir algo, Ama?
-Adelante, te autorizo. –concedió Emilia y entonces Graciela dijo con voz algo enronquecida por la emoción:
-Nada deseo más que eso, mi adorada señora, ser su esclava total, un objeto para que usted goce, Ama. Nada me haría más feliz.
Al escuchar a la esclava, Emilia y Elba volvieron a dirigirse una mirada malévola. El ama de llaves ignoraba lo que su patrona planeaba, pero curiosamente, sin saberlo, comenzó en ese momento a tener la misma idea.
Emilia seguía inclinada sobre Graciela, con el rostro casi pegado al de su presa. Unió sus labios a los de su esclava, que inmediatamente abrió los suyos y ambas bocas se fundieron en un beso ardiente y largo, casi interminable. Elba, sin poder contenerse, metió dos dedos en la vagina chorreante de Graciela, que corcoveó por la sorpresa y Emilia, al darse cuenta, alentó a ...