1. El calvario de Luciana (9)


    Fecha: 26/09/2017, Categorías: Incesto Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... como a una hija, señora… Se lo juro… Por eso me atrevo a rogarle que no se la venda a esos miserables… Se me parte el corazón de sólo imaginar a Luciana en manos de esos hijos de puta. Usted gana mucho dinero con esta niña, señora, de manera que mantenerla y seguir explotándola no será ningún perjuicio.
    
    Emilia no podía salir del asombro que le provocaba la confesión de la mucama. La miró durante un momento mientras Luisa permanecía con la vista fija en el piso y retorciéndose nerviosamente las manos.
    
    La proxeneta era una mujer impiadosa y por cierto nunca le había importado la suerte que corrían sus víctimas en manos de esos tratantes de carne humana a los que se las vendía al cabo de un año de explotarlas. Eran gente lumpen que poseía varios prostíbulos en distintos lugares de la provincia. Tampoco le importaba el destino de Luciana una vez vendida, pero Luisa tenía razón en que la pajarita le rendía muy bien y no encontraba razón alguna para no prolongar su estadía en la mansión. Sin embargo no quiso aceptar en ese momento porque hubiera significado –eso sentía- una muestra de debilidad. Entonces dijo:
    
    -Lo voy a pensar, Luisa. Ahora andá y seguí ocupándote de curarle esas nalgas.
    
    -Gracias por pensarlo, señora, y no se preocupe que la estoy atendiendo tal como usted me dijo, aplicándole la crema cada seis horas.
    
    El corazón parecía saltarle dentro del pecho cuando abandonó el saloncito para dirigirse al dormitorio de Luciana. Que la señora le prometiera pensar ...
    ... sobre su pedido le permitía tener esperanzas.
    
    A todo esto Emilia recibía a Elba mientras daba cuenta, por fin, del cortado apenas tibio y de las medialunas.
    
    -Ya está, señora, le dí una buena zurra y la dejé encerrada. No se imagina cómo la hice gritar. –informó el ama de llaves con una sonrisa maligna. ¿Hasta qué hora piensa tenerla acá, señora?
    
    Emilia demoró la respuesta y finalmente dijo:
    
    -Va a pasar la noche en esa celda. La vara fue una primera forma de enseñarle que no puede querer nada, y teniéndola encerrada hasta mañana le vamos a mostrar que le haremos exactamente lo contrario de lo que ella quería.
    
    Elba volvió a sonreír malignamente y a admirar, una vez más, la refinada maldad de la proxeneta. Estaba a su servicio desde mucho tiempo atrás y la había secundado en el adiestramiento de otras esclavas, aunque desde algunos años atrás Emilia no tenía ninguna sierva y ella había extrañado eso. Por eso la alegraba tanto la captura de Graciela y poder así satisfacer sus perversiones.
    
    -A eso de las siete de la tarde le llevás su celular a la celda y hacés que llame al maridito con la misma excusa que la otra vez, que se va a quedar a dormir en casa de una amiga que no está bien. Si te hace alguna escenita la calmás a bofetadas y si te pregunta cuándo la vamos a dejar ir le decís que eso es asunto mío.
    
    -Entendido, señora. –dijo el ama de llaves y abandonó el saloncito con una mueca de intenso placer. La cosa se estaba poniendo interesante.
    
    (Continuará) 
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