La historia de Ángel, solo era un muchacho (20)
Fecha: 01/05/2020,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos
Me despertó el movimiento de Álvaro al levantarse a la mañana, aún era de noche y le escuché bostezar. Llevé mi mano hacia su lado pero ya estaba sentado fuera de las ropas.
-¿A dónde vas? Todavía es de noche. -se volvió a tumbar a mi lado pero sin meterse entre las mantas. Me acaricio la cara y me dio un beso.
-Tengo que volver al trabajo mi vida, mis compañeros ya me han ayudado bastante. -le sujeté la mano contra mi mejilla.
-¡No, porfa! ¿Vas a dejarme solo?
-Tranquilo pequeño, tienes que organizar tu habitación y mis padres te harán compañía, tengo pacientes a los que no veo desde hace semanas, sabes que me encantaría quedarme a tu lado. -posó los labios sobre los mío y sabía que tenía razón.
-De acuerdo, soy tan egoista.
-El tío de Pablo vendrá para hablar con mi padre, le pediré que te saque a dar una vuelta y veas el trabajo del campo y te será más llevadero pasar el tiempo.
-Pero no le conozco apenas.
-Eliseo te gustará, además te recordará a Pablo es como si fueran hermanos. -recordaba que cuando le vi en el funeral noté su parecido, pero fue solo un momento y habían pasado varias meses desde entonces.
-No te preocupes por mi, buscaré en que entretenerme.
Álvaro se marchó a su trabajo y estuve un buen rato en la cama hasta que comenzó a amanecer, terminaba de prepararme cuando llamaron a la puerta y una de las chicas me pidió permiso para limpiar la habitación. Recordé que mi cama estaba intacta y que había dormido con Álvaro, me puse ...
... intensamente rojo pensando en las conclusiones que aquella muchacha sacaría.
-Los señores están en el comedor, puede bajar para el desayuno. -le di las gracias y bajé las escaleras, tenían puesta música pero se escuchaba apenas, al oír villancicos caí en la cuenta de que en breve sería la Navidad.
Los padres de Álvaro estaban terminando el desayuno, tomaba mentalmente nota de que debía levantarme más temprano para estar a la hora acostumbrada por ellos.
-Buenos días. -fue mi saludo al entrar, y la madre se puso de pie para ir a mi encuentro, me sujetó del brazo y me dirigió a la mesa.
-Buenos días querido, ¿has podido descansar? -le confirmé lo que deseaba saber, pensando para mi mismo si ellos se imaginarían lo que su hijo y yo habíamos hecho esa noche. Seguramente se lo supondrían cuando le vieron cogiéndome de la mano.
Ella misma me sirvió la leche y me colocó delante, sobre la mesa, una cesta de olorosos bollos, me hizo algunas preguntas sin importancia, entendía que no deseaba comprometerme y las fiestas que llegaban fueron el principal tema, su marido dejó el periódico sobre la mesa y escuchaba sin hablar.
-Si quieres puedes ayudarme a preparar los adornos navideños, Álvaro quiere que estés distraído y no te aburras. -me sentía agradecido por su proposición y subí a cepillarme los dientes.
Lentamente, y según me iba familiarizando con la casa me daba cuenta de de lo elegante que era, con algunas paredes interiores de piedra, antigua pero muy bien ...