La historia de Ángel, solo era un muchacho (20)
Fecha: 01/05/2020,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos
... Álvaro me ha encargado que te saque de casa para que conozcas el entorno. -se volvió hacia don Mateo.
-Cuando usted quiera le escucho. -desaparecieron para hablar y Victoria, que así se llamaba la mamá de Álvaro, me dijo que podía subir a mi habitación mientras ella terminada de dar las órdenes al servicio para la comida.
Durante el tiempo que estuvimos en la mesa pude ver que Eliseo no era muy hablador, pero que respondía con prontitud a las preguntas de don Mateo o de su esposa. Sobre todo hablaban de cosas del campo y de animales, de la presente sequía que les impedía sembrar las cosechas como ya tenían que haber hecho.
Esperaban que se pusiera a nevar en poco tiempo, y la hierba que llevaban era para la comida de los caballos si es que la nieve les impedía acceder a los pastos naturales.
-La dejaremos en los cobertizos, a resguardo para evitar que otros animales se la coman, ¿quieres acompañarme? te dejaré aquí de vuelta antes de que anochezca. -me miraba a mi y yo miraba a Victoria.
-Puedes hacerlo si te apetece, verás un hermoso espectáculo desde el monte y así pasarás la tarde, mañana seguiremos con los adornos cuando Eliseo nos envié el abeto.
Subimos a su ranchera todo terreno y emprendimos el viaje, tuvimos que subir un puerto de montaña para acceder a las laderas de las cumbres dando toda una vuelta, luego todos fueron caminos rurales donde la ranchera saltaba teniendo que sujetarme a los manillares con fuerza.
Dimos la vuelta completa al monte ...
... hasta encontrarnos en las praderas más altas, desde allí se veía el valle, precioso a pesar de que la luz era plomiza y opaca, empezaban a aparecer las primeras luces en las remotas haciendas y pueblos, al abrir la puerta de la ranchera me di cuenta de que llevaba poca ropa para el frío que hacía.
Eliseo me miró un momento, no había hablado durante todo el trayecto, rebuscó en el asiento trasero y me alargó una chaqueta parecida a la suya forrada de piel de oveja.
-Vas a morirte de frío, ponte esto. -me estaba tremenda de grande pero me sentía bien abrigado. Le di las gracias y comenzó su trabajo. Había parado ante una edificación de piedra con dos pequeñas ventanas por donde estaba la puerta, era muy baja y del tejado salía un tubo delgado que hacía de chimenea.
Se colocó unos guantes de trabajo y comenzó a bajar los fardos que elevaba en sus poderoso brazos como si no le pesaran siendo más grandes que él, también al moverse lo hacía igual que Pablo, como si fuera un animal felino y el esfuerzo no le importara, quería ayudar y no sabía como, creo que el lo notó.
-Echa un vistazo por aquí cerca, y no te alejes demasiado mientras termino con esto. -caminé algunos metros, no veía los caballos por parte alguna, solamente un pequeño grupo pero muy lejos junto a unas ruinas al pie de la cumbre.
Me silbó para que volviera y lo hice casi corriendo.
-No hay caballos, solo he visto unos cuantos más arriba. -se río por lo bajo mientras se pasaba las manos sudadas por ...