Historia de la frontera 1: Lorena
Fecha: 19/05/2020,
Categorías:
Hetero
Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos
... unos minutos atrás. Nos tomamos el tiempo y hemos reclinado los asientos hacia adelante para tener más espacio en el asiento trasero, que es uno solo. Siempre es incómodo, pero las ganas mitigaban la situación. Asomo mi glande al ano de Lorena, ella se mantiene tensa y comenzamos a hablar para relajar la situación:
—Relájate, no te pongas tensa. Piensa en la primera vez que te hicieron el amor.
—No, eso no me gusta. No fue una buena experiencia. Mejor pienso en tu verga que me acabo de coger.
—Bueno, es otra opción, piensa en el orgasmo que acabas de vivir.
—No es fácil. Sentir tu verga en mi ano es para asustarme. Y sentir tus dedos me causa pena.
—Olvídate de mis dedos, ellos ya han tocado tus nalgas, han halado tus pezones, han estado adentro de tu vagina, han estado sobre todo tu cuerpo que me provoca excitación.
—Tú, pareces sexólogo.
—Disfrútalo, no te juzgues. Si te gusta, lo haremos otra vez, y si no, pues nos olvidamos de ello.
Mi verga se deslizaba libremente por toda la rajadura de sus ricas nalgas, que, si no llegaba a los 90 centímetros, bien llegaban a los 80. Al ver su trasero, descubrí que tenía un lunar con la forma de un corazón, pensé que era un tatuaje, pero ella me aclaraba que era un lunar. Minuto a minuto le fui poniendo presión con mis dedos a su ano, le metí uno, y lo tolero sin quejas, le metí dos, y aunque gimió con un sentido de dolor, se mantuvo en contra de mi pecho. Le he puesto mi glande, el cual ya estaba desesperado ...
... por entrar. Lo empujo y siento como su esfínter pone presión a mi cabeza. Ella me dice que le duele, pero me quedo quieto hasta que ella asimile el grosor de mi glande. Empujo otra vez, y sé que mi verga está adentro, no en su totalidad, pero sé que solamente en minutos podre taladrar su rico culo. No se la muevo, y me mantengo quieto y con mis manos he llegado a su concha que esta súper mojada. Esta sobre mojada que sus jugos vaginales están ya por su entrepierna. Ella gime de placer cuando mis dedos acarician toda su concha haciendo énfasis en masajear su abultado clítoris, que siento que vibra con gran intensidad. En aquella posición puedo besar su cuello. Ella dice que la vuelvo loca cuando beso su cuello. Ella ha sentido el placer combinando el dolor de mi verga en su culo y mis dedos masajeando su concha. No sabe qué hacer, pues el espacio es reducido y la posición en algo incomoda, pero siento que ha comenzado a mover su pelvis. Quiere buscar el ritmo que le llevara de nuevo a tocar el cielo. Lo hemos logrado, ella se siente libre de decirme que le gusta, que hay un dolor pero que irónicamente el dolor le gusta. Se mueve en contra de mi verga y yo correspondo con otro choque. Ella dice que siente rico y me pide que le bese el cuello. Yo lo hago y el vaivén de su rico culo se vuelve más intenso y violento. Ahora toda mi verga se sume en su rico culo, mientras mis dedos violentamente golpean su clítoris. Sé que está a punto de llegar al cielo y yo no dejo de taladrar su ...