La psicóloga (2-2)
Fecha: 25/05/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Erothic, Fuente: CuentoRelatos
... arduo trabajo apenas le comenzaba a rendir frutos.
Me hice de corazón duro y terminé la cesión del día. Sin darle más opciones la encaminé a la puerta para despedirnos. Pero la chica es muy inteligente y decidida. Al verse acorralada ideó un plan. Con la excusa de la tardanza, me pedía pasar al baño antes de irse, pues el trayecto sería largo.
La excusa era buena, no lo niego, pero yo sabía qué en realidad iba hacer en el baño, no me había pasado la carrera de psicología para que me engañara de esa forma. Era completamente predecible.
Pero no podía negarle ese derecho, así que la acompañé y esperé afuera. De antemano sabía que esperaría un tiempo, pero no me atreví a dejarla sola a su suerte, con algunas oficinas aún laborando podría ser descubierta, así que esperé fuera.
El silencio era absoluto en aquel pasillo, tan solo tenues sonidos llegaban entre ecos desde los demás pisos del edificio. A la espera, el tiempo pasaba y yo, haciendo de guardia a la saciedad de los instintos de mí paciente quien debería de estar relajando su cuerpo como mejor sabe.
Entonces recordaba sus últimas palabras y ese sentido tan explicito de relatar aquel orgasmo que había tenido y que tan caliente nos había dejado.
Pero era ella tan solo, es decir, ella se estaría tocando para terminar con la ansiedad que su relato nos había creado, pero yo no. Yo estaba fuera con aquel nerviosismo y estrés en todo mi cuerpo, tan excitada como ella, pero sin poder hacer nada. Entonces lo ...
... hice.
Aquel pasillo completamente solitario y el eco lejano de mis colegas en sus respectivos consultorios, me daba al mismo tiempo una especie de seguridad, igualmente como me la habría descrito la misma chica en su experiencia, la cual estaría replicando justo en esos momentos tras de mí. Fue en ese momento cuando no lo resistí más y comencé a tocarme.
De inmediato me toqué mi entrepierna por encima del vestido y sin demora mi cuerpo me lo agradecía con espasmódico escalofrió que me hacía temblar hasta el último musculo de mi ser. Me sentí increíble, envidiando a mi paciente por tener la osadía y libertad de poder tocarse sin recelo, mientras continuaba presionando fuertemente la poco elástica tela de mi vestido intentado que mis dedos pudiesen frotar mi vagina que me rogaba por ser atendida.
Muerta de la envida, no permitiría que ella se saliese con la suya mientras me moría de ansiedad en aquel pasillo. Entonces me decidí. Si ella podía yo también lo haría en el baño. Así que entré.
Apenas abría la puerta principal de los baños para dama la escuché. Seguro debía estar disfrutando de aquel momento, pensé, pero el demonio me susurraba al oído.
No lo había pensado, pero es que su cubículo estaba abierto, no sé si lo había hecho deliberadamente, seguramente sí, pero la idea de espiarla me invadía por completo la mente. Comencé a andar lentamente, y a medida que me acercaba escuchaba como la chica gozaba de aquel momento haciendo sonidos de placer.
Por fin llegaba ...