1. Noche de pasión en Lisboa (X): Escarmentando a Ana Maria


    Fecha: 09/06/2020, Categorías: Gays Autor: alfredo1257, Fuente: CuentoRelatos

    ... pueden jugar dos. Y con dos es más divertido.
    
    Sin darle tiempo a que se retire, la enlazo por la cintura con mi brazo derecho mientras mi mano izquierda le agarra su pecho derecho, apretándolo suavemente y acariciándolo al tiempo que juego con el pezón. Mientras la beso en el hueco entre el cuello y el hombro, la empujo suavemente contra la pared, y una vez allí, tomo su otro pecho y me dedico a sobarle, besarle y chuparle ambos pechos. Ante esto, ella comienza a gemir, y apoyada como está contra la pared, abre las piernas. En ese momento, yo bajo una mano e introduciéndola por la parte superior de la braga, comienzo a masturbarla, apretándole el clítoris con dos dedos y pasando mi mano a lo largo de su sexo. Sus gemidos aumentan en intensidad y su respiración comienza a entrecortarse. Noto mi mano mojada por toda la humedad de su excitación y la llevo al punto en que con dos caricias más tendrá un orgasmo. En ese momento, retirándome, le digo:
    
    - Es mejor que lo dejemos aquí. Tu hermana tiene que estar preguntándose qué estamos haciendo y puede sospechar.
    
    - ¿Me vas a dejar así? Estoy a punto de correrme. Termíname lo que has empezado que estoy ardiendo.
    
    - No me gusta calentar lo que no me voy a comer, pero tengo que ir con Amália, no quiero tener problemas con ella – Digo dirigiéndome hacia dónde está mi mujer.
    
    - Cabrónnnnn.
    
    Cuando Amália me ve llegar, observa que llevo una erección imposible de disimular y me interroga con la mirada. Yo le hago un gesto de ...
    ... “no tiene importancia” y mientras me siento en un sofá, enciendo un cigarrillo para calmarme. Mi esposa, como conoce a su hermana, supone que me ha hecho alguna jugarreta de las suyas para divertirse un rato y no le da más importancia al asunto. No obstante, veo en su cara un rictus de contrariedad, y sé que en cuanto tenga un momento, va a volver a llamarla al orden.
    
    Momentos después Ana María se une a nosotros vestida para la ocasión. Es digna hermana de mi esposa. Viene vestida con un palabra de honor de color gris perla, cuya falda tiene el corte con un poco de vuelo. Trae el cuello ceñido con una gargantilla de cuatro hilos de perlas y perlas en los pendientes, así como en el único anillo que luce como joyas.
    
    Y aquí tengo que hacer un inciso. Cualquier vestido sin hombros no es un palabra de honor. Un chafa-tetas o un estruja-sobacos no son un palabra de honor. Tampoco existe esa denominación para un escote delantero, aunque los presuntos gurús de la moda se empeñen en decirlo. El palabra de honor es el súmmun de la corsetería. Es una obra de ingeniería que mediante la armadura de un corsé especial, lleva todo el peso del montaje a la cadera. De hecho, un palabra de honor “de verdad” no tiene espalda. Desde prácticamente la primera vértebra lumbar hacia arriba, la espalda queda totalmente desnuda. Y se llama así, porque al igual que la Palabra de Honor, se mantiene por sí solo, sin garantías adicionales, independientemente del tamaño del busto de la señora que lo ...
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