1. Noche de pasión en Lisboa (X): Escarmentando a Ana Maria


    Fecha: 09/06/2020, Categorías: Gays Autor: alfredo1257, Fuente: CuentoRelatos

    ... porte. Obviamente, una mujer no puede entrar en una tienda seria y pedir que le vendan un palabra de honor. Sencillamente le dirán que no tienen. Ha de ser cortado y montado con las medidas precisas de la usuaria final.
    
    Cuando llegamos al local donde se celebrará la cena-baile, nos indican la mesa en la que nos vamos a sentar, y observo que han tenido en cuenta que Ana María no tiene acompañante masculino, y le han asignado uno de los que no tienen pareja femenina. Durante el trayecto hasta aquí, mi cuñada ha permanecido silenciosa en el coche, contestándole al intento de conversación de Amália prácticamente con monosílabos y poco más.
    
    Hechas las presentaciones, y mientras charlamos durante la cena, me dedico a observar al resto de los asistentes. Aquí hay dinero de todos los pelajes. Desde el que todavía guarda rastros del aroma a cáñamo y brea de los cordajes de los veleros, hasta el que no huele absolutamente a nada porque nunca ha sido impreso en un billete, circulando por redes electrónicas de información durante toda su vida.
    
    Del mismo modo, el dinero no da la elegancia. En ellos se nota en como visten el esmoquin. Desde el que parece que ha nacido y ha sido bautizado con él, hasta el que se nota que le queda grande, aunque lo lleve tan estrecho, porque lo marca la moda, que si suspira, mata a alguien de un botonazo. En ellas, igual. Desde la que va correctamente vestida, hasta la que no ha comprendido todavía que la diferencia entre la elegancia y la ...
    ... ordinariez, a veces se mide en dos centímetros de tela de más o de menos.
    
    Cuando comienza el baile, Amália y yo nos dirigimos a la pista, mientras que el acompañante de Ana María hace lo propio con ella. Bailamos varias piezas y sabiendo que mi cuñada es una mujer libre, se ve solicitada por varios caballeros para bailar durante la noche. En un momento determinado, la hermana de mi esposa se nos acerca y dirigiéndose a mí me pregunta:
    
    - Alfredo ¿no me vas a sacar a bailar ni siquiera una pieza?
    
    - Pues claro que sí, cuñada. A ti no te importa ¿verdad cariño? – digo dirigiéndome a Amália.
    
    - Por supuesto que no. No seáis bobos, bailad.
    
    Entonces, el acompañante de Ana María, a su vez, saca a bailar a mi esposa y nos dirigimos hacia la pista. Cuando estamos abrazados bailando, mi cuñada arrimándose bien a mi pecho y frotándose contra mí, me interpela:
    
    - ¿No vas a acabar lo que empezaste? Estoy totalmente mojada desde que me tuviste en mi dormitorio. Me subo por las paredes con la calentura que llevo.
    
    - Yo no puedo hacer nada, Ana María. Estoy con tu hermana. Aprovecha que tienes un montón de hombres pendientes de ti esta noche. Estás arrebatadora y no vas a tener ningún problema para terminar bien la velada.
    
    - No seas cabrón. Sabes que no puedo irme con el primero que se me presente. Aquí me conoce todo el mundo. Solo tú me ofreces la discreción que necesito. Solamente con bailar contigo estoy notando como me voy mojando más a cada momento.
    
    - Cuñadita, sin ...
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