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Noche de pasión en Lisboa (X): Escarmentando a Ana Maria
Fecha: 09/06/2020, Categorías: Gays Autor: alfredo1257, Fuente: CuentoRelatos
... permiso de tu hermana, yo no puedo ir a más. Habla con ella. Y si nos da permiso, no tengo problema. - Sabes que Amália no nos va a dar permiso y en este momento, si me lo pides, nos vamos a un rincón apartado y haces de mí lo que quieras. Fíjate como me tienes. - Lo siento, pero no me pertenezco. No puedo ir a más. Y tú lo sabes. - ¿Sabes? Eres un cabronazo. Te odio. - Yo también te quiero, Ana María. La pieza terminó y volvimos a juntarnos las parejas. El rostro de mi cuñada era un poema, tenía subidos los colores y se mordía nerviosamente el labio inferior, al tiempo que las manos las llevaba a la nuca nerviosamente. En este momento, con un leve roce, tendría que sujetarla para que no se fuese al suelo con las convulsiones del orgasmo. En cierto modo hasta me daba algo de pena. Pero tenía que escarmentarla para que dejase de calentarme a mí. Cuando volvimos a bailar, Amália, que de tonta tiene lo justito, aprovechó para interpelarme: - Alfredo, dime que te ha pasado con mi hermana, y no me digas que no pasa nada, porque entonces la vamos a tener gorda. - Realmente no ha pasado casi nada. Algo sí, que espero me perdones, pero de alguna forma tengo que escarmentarla para que deje de buscarme las vueltas – Y le conté lo que había pasado en el dormitorio. - ¿Y la has dejado así sin terminar? ¿Y lleva caliente desde que salimos de casa? - Sí, lo siento. Le he dicho que si quiere que la termine que te pida permiso a ti. - Pues puede esperar ...
... sentada a que se lo dé. Le está bien empleado. Por falta de avisarla no ha sido. – Yo me cuidé muy mucho de decirle lo que había oído esta mañana en la quinta. - Pues ya ves. Ahora ya sabes el por qué está como está. Y como vuelva a insinuarse, le voy a repetir el tratamiento, así que date por enterada. - No me voy a enfadar por eso. Aunque luego voy a ser yo la que pague las consecuencias, como las hubiese pagado hoy si no tuviésemos que venir a la cena ¿verdad?. - Bueno, entre lo que pasó con ella, y el tiempo que llevo bailando contigo, algo tendrás que hacer para bajarme a mí la calentura, jejejeje. - Pues sigamos bailando, que yo también me noto dispuesta – Dijo besándome en los labios. Terminado el baile, en compañía de mis dos mujeres, nos dirigimos hacia la casa de Ana María para dejarla y seguir camino hacia el apartamento de Amália. Mi cuñada aún hace un último intento, la pobre va más caliente que el pico de una plancha: - La verdad es que después de cómo lo hemos pasado, no me apetece dormir sola en mi casa. Podríais quedaros en mi casa, a dormir, o podría ir yo la vuestra. ¿Qué os parece? - Que va a ser mejor para todos que duermas solita en tu casa, hermanita. - Pero que más os dará. Así me hacéis compañía - Otro día, Ana. Tengamos la fiesta en paz – Dice Amália. Miro por el espejo retrovisor y veo que Ana María está seria, haciendo pucheros en el asiento posterior de coche. Cuando llegamos, bajo para acompañarla al portal, y al ...