50.1 Pesadilla
Fecha: 13/06/2020,
Categorías:
Hetero
Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos
... podía hablar por la mordaza que cerraba mi boca.
Le miré suplicándole con mis ojos, de su boca salió una carcajada que mostró sus blancos dientes enmarcados en el negro de su barba, reían los tres de igual forma y me ensordecían, en lugar de risa parecía viento que arrastrara miles de hojas secas.
Sus ojos no eran los mansos y amables que yo veía todas las mañanas, estaban rojos y bañados en su sangre, su voz no es aquella tierna y húmeda del llanto silencioso que me daba las gracias por lo que había hecho por su hijo Ray, era el ladrido de un perro que quería morder a su presa y que en lugar de hablar gruñía.
-Ahora vas a saber lo que les sucede a los sodomitas y sucios pederastas. –se quitaron por la cabeza el blusón que les cubría hasta los pies y aparecieron tres cuerpos iguales, grandes y poderosos cubiertos de pelo fuerte como si fueran fieras, jabalíes dispuestos a matar y comer a su presa.
Del pelo de sus entrepiernas le elevaban tres inmensas vergas, venudas, torcidas hacia la izquierda, rojas como el tizón encendido de una fragua y brillantes por los fluidos que les salían y goteaban en el suelo, sus testículos o bolsa escrotal era enorme, pesada, y colgante, negra como el carbón.
-Primero tú, ha sido tu hijo el ultrajado. –pensé que de donde se habrían sacado esa suposición, siempre había sido Ray él me había montado a mí y no al revés, en todo caso yo había sido en todas las ocasiones su hembra, pero eso no importaba ahora y no podía hablar para ...
... protestar y explicarlo.
Me encontraba desnudo, tendido sobre aquella extraña superficie, me dieron la vuelta dejando mi culo expuesto al ataque que llegara, cada uno de los clones tiro de una de mis piernas, abriéndolas hasta desgarrarme, queriendo convertirme en dos mitades.
Se colocó sobre mí y se dejó caer aplastándome con su peso, buscó con su verga mi entrada y cuando la encontró, sin más preámbulo empujó, comenzó a entrar brutalmente y lo único que podía hacer era llorar por el daño que sufría, por el lacerante dolor que infligía en mi ano aquella inmensa verga que invadía mi intimidad.
Se movía convulso golpeando con su cuerpo en el mío, metiendo su polla con fuerza todo lo que podía desgarrando mis entrañas, continuaba llorando y sentía como se corría dentro de mí, como me llenaba de semen en rápidas metidas de su polla y luego se quedó quieto, respirando en mi cuello.
Se retiró y al sacarla el dolor volvió más fuerte aún, el segundo ocupo su puesto y volví a tener las mismas sensaciones dolorosas, quizá menores al estar mi ano dilatado y con el semen del primer Anwar que hacía de lubricante, se repetía el golpear de su cuerpo, su caliente sudor se pegaba a mi espalda sobre el ya frío del primer violador, había dejado de llorar y comenzaba a sentir como su pene me llenaba, cuando se vació comencé a sentir cierto gusto que no llegaba a ser placer.
Al tercero lo esperaba, mi culo me traicionaba y se abría para recibirle y envolverle en su calor, el clon se ...