Riberas del Donetz 3
Fecha: 15/06/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos
... surcando terrenos de bosque de montaña, la frontera quedaba aún lo suficientemente lejos para que las patrullas de la Guardia Fronteriza, los omnipresentes SS, les diera por hacer acto de presencia por allí, pero a partir de ahí la cosa se complicaría más y más, según se acercaran a la frontera. Así, que decidieron hacer un alto, ocultándose entre la espesura circundante, esperando que la noche cerrara por entero con la madrugada, reiniciando la marcha desde ese momento. Para entonces, siguiendo las máximas de su más que reciente pasado, se enmascararon el rostro con limo para evitar que la luz de la luna les delatara al reflejarse en su rostro, dejando además la marcha a cuerpo erguido llevada hasta allá, para pasar a ir reptando sobre el terreno, trecho a trecho, con el mayor sigilo, parando de vez en cuando para otear el terreno a la vista y descansar un poco del trabajoso camino… Según sus cálculos, debían estar a no más de cinco kilómetros de la frontera…seis, a todo tirar. Eso, a paso normal, les hubiera supuesto, máximo, una hora, hora y muy poco; pues bien, hacia las cinco y media-seis, se tumbaron por fin felices, abrazándose alborozados, seguros ya de estar en terreno suizo… Es decir, entre cinco y seis horas después de que reemprendieran la marcha, a eso de las doce y media de la noche
Como Stella Antonovna pronosticara, burlar las patrullas de la Policía alemana de Fronteras fue juego de niños para ellos dos, deslizándose como sombras entre los mismísimos ...
... SS, que ni siquiera llegaron a presumir su presencia. Pero entonces, seguros ya de encontrarse a salvo, volvieron a reemprender la marcha con toda normalidad, sin las enormes precauciones de esos últimos, digamos, cinco kilómetros… Otros tantos les separaban de la anhelada meta, de la Paz y la Libertad, y más alegres no pudieron hacer ese último trecho del camino… Hasta un alto en el camino hicieron, para, amparados en la frondosidad de aquellos bosques de alta montaña, solazarse dando rienda suelta a su amor de pareja… Vamos, una casi fugaz “alegría p’al cuerpo” que les sentó como agua de mayo a sus humanidades más que humanas… ¡Que no sólo de pan vive el hombre!... Y, palabra, la mujer tampoco…
Serían, más menos, las siete y media de la mañana cuando, andando por una vereda forestal, se toparon con un grupo de personas, leñadores más bien, suizos para más detalle, que iniciaban la faena del día. El entendimiento entre ellos y los suizos fue sencillo, pues esos hijos de Helvetia(5) hablaban la misma lengua que los Hesslich, pues su cantón, el de Schaffhousen, ciudad capital del mismo, era, es, de habla alemana. Así, confirmaron su creencia de estar en el buen camino para alcanzar la ciudad que era la meta de su viaje. Esa senda o vereda forestal, a menos de un kilómetro, desembocaba en la carretera estatal que, precisamente, era, es, la vía directa entre Singen y Schaffhousen. Así que eso es lo que hizo la pareja de caminantes: Seguir la ruta forestal hasta encontrar la ...