Por amor a la familia (día cinco - parte cuatro): El castigo
Fecha: 16/06/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: lesliefer, Fuente: CuentoRelatos
... tiempo que me llevaba de la mano hacia la cama, se sentó y yo quede de pie frente a él, con las piernas totalmente rectas y sacando mis pequeños pechos a causa de los enromes tacones. Me tomo de la cintura con una mano y con la otra desabrochaba el short, lo bajo con dificultad por mis piernas duras, la sensación de la mezclilla sobre la piel depilada era intensa y nueva para mi. Yo estaba muy derechita, esos tacones me hacían tener obligatoriamente esa postura, con mis manos manteniendo siempre equilibrio, cayó al suelo el short y yo levante una pierna tras otra para retirarlo, me dio la vuelta y me agacho, yo quede con las manos estiradas sobre el banquito del tocador, no podía flexionar mis piernas.
Me bajo la ropa interior hasta las rodillas, era delicioso sentir esa prenda ahí también. Tomo la parte exterior del objeto y comenzó a moverlo. Esta vez, a causa de la postura y las piernas semi abiertas y sin nada que lo detuviera, mi pene tuvo su libertad, despegándose del resto de mi cuerpo y colgando por gravedad, pero totalmente inerte. Comenzó a sacar despacio el juguete, cada milímetro me provocaba excitación, mis lampiños genitales colgaban y su acompañante crecía más y más, mi espalda se arqueaba ...
... involuntariamente cada vez que sacaba el plugin. Mi pene comenzaba a gotear, era mucho muy excitante, supongo que me había estimulado algo ahí dentro. Cuando sobrepaso la parte gruesa, mi ano se contrajo y expulso casi de golpe aquel compañero de tantas horas. Mis ojos estaban cerrados y sin darme cuenta, yo estaba jadeando. Él se acercó hacia mi rostro y sentí como lo ponía cerca de mi boca, lo recorría por mi mejilla acercándose más hacia mis labios, lo puso ahí y yo cerré con repulsión mi boca, a pesar de estar excitada eso se me hacía algo sucio. Pero el con fuerza lo empujó hacia adentro. No tuve más remedio que chuparlo, entonces conocí el sabor de mi trasero, lo cual, lejos de causarme repulsión, me excito aún más, quizá era causa de que ya estaba demasiado excitada, quizá ese acto en otras circunstancias me hubiera hecho vomitar. Lo sacaba con sutileza mientras yo lo veía a los ojos como una gatita. Saque mi lengua como pidiéndolo nuevamente, lo acerco a ella y lo lamí con morbo sin dejar de verlo a sus inexpresivos ojos. Lo volvía a meter y sacar repetidamente hasta que en un momento lo saco y no volvió a meterlo. Me acaricio el trasero y me dijo: “vete a bañar, vamos a salir” mientras caminaba hacia la puerta.