1. El stripper superdotado


    Fecha: 19/06/2020, Categorías: Anal Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... inflamado y rojizo. Era una lluvia blanca salpicando los senos y la cara de Paula. Incluso algunos restos de semen fueron a parar a su pelo. A ella se la veía rendida. Deseé que eso haya sido todo. En dos días sería el casamiento y guardaríamos estas escenas sólo en nuestra memoria. Nadie se enteraría de nada. Lo pasado, pisado. Otra vez adelantándome a los desenlaces. Otra vez error.
    
    El stripper les pidió a mis tres amigas que lo ayuden a que se le ponga dura de vuelta. Les dijo que la despedida de soltera todavía no había terminado. Que faltaba la mejor parte. Mis amigas se entusiasmaron: mientras dos de ellas se la chupaban, la otra le convidó una copa de Chandon. El stripper entró en confianza y empezó a tomar directo del pico de la botella. En cuestión de pocos minutos otra vez ese pene gigante estaba erguido como una baguette.
    
    Con el pene tieso y firme, el stripper le arrancó la bombacha groseramente a Paula, que todavía la tenía puesta. Su último resquicio de dignidad. La acomodó en el sillón y la puso cola para arriba. Paula era como un títere: el stripper le movía las partes del cuerpo como quería. Una vez que la tuvo en cuatro patas como un gato, empezó a escupirse el pene. Usaba su saliva como lubricante. También escupió la zona lumbar de Paula y con un dedo hacía que la saliva se escurriera hasta la entrada de su ano. El esfínter anal de Paula se veía realmente muy pequeño. Era un minúsculo asterisco rosado. No había chances de que el pene enorme del ...
    ... stripper entre ahí.
    
    Primero empezó a puntearla con el glande. Se impacientó y la agarró firmemente de las nalgas y se las separó con rudeza. Paula estaba con la cabeza gacha, perdida entre sus tetas. La noté entregada. El alcohol la había desinhibido de sobremanera. No podía permitir semejante escena: yo era su ángel de la guarda. Les dije a las chicas que teníamos que suspender esto. No me prestaron atención. Me acerqué al stripper para decirle que se detenga y me amenazó.
    
    –Quedate ahí sentada. Sino te voy a hacer el culo a vos, gordita –dijo severamente.
    
    El stripper siguió empujando. Ya había logrado que su glande ingrese. Noté que Paula se estremecía. Levantó su cabeza y empezó a gemir de nuevo. El tronco del pene del stripper ya había ingresado casi hasta la mitad. Los gemidos de Paula eran cada vez más desinhibidos. Eran gritos.
    
    –Está gritando. Le duele –le dije a una de mis amigas.
    
    –Está gritando de placer, tarada –me respondió y seguidamente me ofendió–. Algo que seguro vos nunca hiciste, boba.
    
    Finalmente el tronco del pene entró completo. Una vez que estuvo todo adentro del ano de mi amiga, el stripper empezó a moverse como un orangután drogado. Yo veía que el pene entraba y salía con dificultad. Ese agujero estaba muy apretado. Paula empezó a recibir unas nalgadas que aumentaban de fuerza a medida que sus gritos también aumentaban de volumen. Algo no estaba bien. El stripper la bombeaba como si fuese la última mujer que iba a fornicar en su vida. De ...