1. El stripper superdotado


    Fecha: 19/06/2020, Categorías: Anal Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... repente, Paula se derrumbó en el sillón, sin poder mantener firme la posición de gato en cuatro patas. Todavía tenía adentro el pene gigante del stripper.
    
    –Me duele, me duele mucho –empezó a gritar.
    
    El stripper sacó de golpe el pene de adentro del esfínter anal de Paula. Me acerqué y pude ver como le había quedado el agujero: parecía digno de una pelota de golf. Empezaron a brotarle unos chorros de sangre que se le arrastraban por las piernas. Saqué papel tissue de mi cartera y traté de hacerle una compresa. Pero el esfínter estaba muy dilatado. Con esos primeros auxilios no alcanzaba. Mis tres amigas se quedaron anonadadas. Se dieron cuenta de lo delicado de la situación. Paula trataba de incorporarse pero tenía las piernas acalambradas. El dolor en el interior de su ano no la dejaba movilizarse. El stripper hizo mea culpa y fue a llamar a alguien de seguridad. Vino un tipo y nos aseguró que en unos minutos iba a llegar un equipo de emergencias, que no nos preocupemos. Yo a todo esto seguía haciéndole compresas con papel tissue a Paula. La sangre no dejaba de brotar y el tamaño del esfínter anal de Paula no volvía a su normalidad: había pasado de ser un asterisco (*) ...
    ... delicado a ser una O grotesca.
    
    Una vez que llegaron los de emergencias, les expliqué la situación. Claramente era la única que podía hablar sin dislexia y narrar lo sucedido. Un médico revisó el agujero anal de Paula con una linterna. Dijo que por el color oscuro de la sangre podía ser un sangrado profundo en la zona del colon. “Desgarro intestinal” diagnosticó tajante el médico. Cuando le dije que el stripper que la había penetrado portaba un miembro de más de 20 centímetros, el médico abrió los ojos grandes como dos huevos.
    
    Mis tres amigas apenas se podían mantener en pie después del exceso de vino espumante. Dos de ellas lloraban, obviamente sintiéndose culpables. Yo me empoderé de la situación y les dije que vayan en un taxi al sanatorio a dónde nos dirigíamos. Me subí con Paula en la ambulancia. Como buena amiga, tuve que dar la cara.
    
    –Hola Martín, disculpá que te moleste a esta hora –dije después de que el novio o futuro marido de Paula me atendiera el celular–. Hubo un pequeño inconveniente... Estamos yendo con Pau al sanatorio. Es muy probable que tengan que postergar la fiesta de casamiento, Martín –dije mientras la ambulancia empezaba a acelerar por la avenida. 
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