Noruega y mi familia tienen su encanto...
Fecha: 17/07/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... rápidamente. Yo tardé algo más.
—Adam, normalmente damos órdenes y castigos, pero te iremos preguntando. Cuando lleves el collar serás ese color. Te llamaré «Verde». ¿Entendido?
Asentí. Estaba hecho un lío, pero les seguiría el rollo. Parecía entretenido.
—Ahora, Verde, nos vamos a correr un rato —dijo levantándose, Sigurd, cogiendo una correa de metal para pasear perros.
Nos calzamos las deportivas y empezamos a trotar alrededor del lago. Después de dos vueltas yo estaba extrañamente excitado. Veía la polla de mi tío bambolearse de lado a lado y la mía empezó a crecer. Al final de la tercera vuelta estaba empalmado. Sigurd se detuvo y se rio. Se quitó las deportivas y me ordenó que lo siguiera al lago. Agotadoramente dimos dos largos (el lago es bastante largo) y mi erección desapareció por lo fría que estaba el agua. Al salir, temblaba. Nos acercamos al porche, con sus dos grandes sillones.
—No, Verde, no puedes sentarte. Hoy eres un siervo. De rodillas.
Me reí. Parecía un puto esclavo. Pero me hizo gracia y me arrodillé a su lado.
—Ayer te excitaste y llevo este tiempo viendo que se te pone dura viéndome la polla —dijo empezando a tocarse. Su monstruosa polla le obedeció como un leviatán de carne. Se hinchó, las venas la surcaron, el capullo emergió, morado y espléndido—. Va siendo hora de que saques tu parte más bisexual del tema. Ven. Lámela.
Me puse muy nervioso, excitado, liado, me palpitó la polla con fuerza. Me moví.
—No puedes ponerte de ...
... rodillas. Quédate a cuatro patas y no uses las manos. Solo la boca y la lengua.
Y lo hice. Por primera vez lo hice. Chupé y lamí una polla. Y la sensación fue mucho mejor de lo que había podido imaginar. Estaba muy caliente, me encantó besarla, lamerla, olerla. Sentir la piel tersa del glande en mi lengua y entre mis labios, introducirla despacio dentro de mi boca. No me cabía entera, como a Freya y Lania, pero podía trabar bastante. Chupé, chupé como me gustaba que me la chuparan a mí. Me entretuve, me encantó, lamí sus pesadas pelotas que tanto saltaban y acompañaban ese pollón.
En algún momento escuché a Sigurd, que estaba disfrutando por cómo le latía el miembro, y con los brazos extendidos en el respaldo del sofá, decir algo. No supe que era hasta que me ocurrió. Roja. Roja me estaba separando las nalgas y lamiéndome el ano. Su lengua jugó con mi perineo, con el esfínter, lo ensalivó entero. La lengua presionó el ano y trató de entrar, ensanchándose débilmente a su alrededor. Sus manos me masturbaban como ordeñándome, llenándose previamente las manos de saliva para lubricarla. Yo chupaba con gusto y sentí que Sigurd me ponía la mano en la cabeza. Iba a correrse. Me soltó, para que, si quería, me apartara, pero no lo hice. Entonces tiró de la correa, enrollándosela en la mano y apretó con fuerza contra su polla. Y sentí. Sentí la lengua de Roja ardiendo en mi culo, sus manos apretando y masturbando con mucha fuerza cosa que hizo que, mientras mi tío se derramaba en ...