1. Mi sumisa vecina


    Fecha: 22/07/2020, Categorías: Voyerismo Autor: Tahotlo, Fuente: CuentoRelatos

    ... principio y más intensos al final (sonaba el eco del látigo en la habitación), hice pausas, y pare cuando su culo estaba ¡rojo como un tomate!, con marcas estrechas, pero sin verse morado ni con heridas; me acerque a su cara y le dije:
    
    —¿Aún quieres ser mi sumisa Rosa? —pregunte para tantear el terreno que "pisaba".
    
    —¡Más que nunca señor Joaquín!, ¡me he corrido dos veces!, la excitación ha sido muy intensa al sentir el látigo en mi culo.
    
    Mientras ella me hablaba yo le mire el chocho, estaba brillante y húmedo, confirmando sus palabras. Saqué de la bolsa dos pinzas y se las puse en los pezones, su postura seguía siendo con el culo en pompa, entonces le dije:
    
    —¡No te muevas ni un milímetro mientras me ducho en tu baño!
    
    El baño era de lujo, una maravilla, gasté bastante gel (¡sacudir el látigo me puso sudando!), me sequé y fui a ella y al llegar le pregunté:
    
    —Rosa quería saber una cosa, ¿alguna vez te han metido un pene en el ano?
    
    —¡Nunca señor Joaquín, siempre lo he evitado! —dijo mientras torcía el cuello hacia atrás para mirarme a los ojos, con mirada temerosa.
    
    —¡Pues hoy lo vamos a estrenar!, ¡te voy a meter mi gordo pene!, con el glande en "vanguardia", ¡qué te parece sumisa!
    
    —No sé, señor; haga con mi ano lo que desee, si no me gusta lo soportare —dijo con un hilo de voz.
    
    Cogí de un estante una aceitera pequeña muy bonita, y con dos dedos le abrí un poco el ano, vertiendo en su interior un buen chorro de aceite de oliva muy oloroso; ...
    ... después con mi mano derecha extendí aceite por su culo y por su chocho, y con un sólo dedo untado en aceite acaricié la entrada de su ano "sin ejercer presión".
    
    Acariciaba hacia arriba hasta su espalda, y hacia abajo hasta su clítoris; me detuve unos minutos en la piel "entre su ano y su coño", una piel oscura y con un vello muy suave, "y tensa como el pellejo de un tambor". Rocé esa piel con mis uñas llenas de aceite, "muy, pero que muy despacio", sintiendo cómo temblaban los músculos de sus piernas con cada roce.
    
    Después le introduje sin esfuerzo alguno mi dedo índice en el culo, y lo giré haciendo círculos (con lentitud), su ano se fue relajando y dilatando, ¡poco a poco!, mientras todo su cuerpo temblaba; a los cinco minutos de estar amasándole el ojete del culo, ¡este se abrió como una flor!, ¡cerrándose y abriéndose! "con espasmos", ¡su culo parecía la boca de una carpa en un estanque pidiendo pan!
    
    Me embadurne el pene con aceite de oliva, ¡lo tenía tan duro como el pene de una estatua de mármol!, le metí solo la punta, y espere a que los músculos de su culo se cerraran sobre mi glande, después de notar la punta de mi verga "apresada" por sus músculos anales la cogí por las caderas, y le metí el pene entero en el ano, ¡y de golpe!, sentí su calor abrazando mi miembro, entonces lo moví "con ímpetu"; desvirgando completamente "su puerta trasera". Mientras cabalgaba su culo sentí un gran chorro de líquido proveniente de su coño estrellarse contra mis muslos y chorrear ...
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