Holanda dos noches, dos días
Fecha: 30/07/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos
Faltaba una semana para Semana Santa y todos mis amigos habían decidido donde pasarían esos días de fiesta, eran cinco días, desde el miércoles a la tarde hasta el martes y eso era mucho tiempo, también mucho dinero para gastar y mi bolsillo no estaba en el mejor momento.
Hacia un mes que compré mi moto soñada y me había gastado todos mis ahorros que con tanto esfuerzo acumulé. La decisión me venía dada, no tenía que pensar si ir con unos u otros, me quedaría en mi aburrida y pequeña ciudad, donde no tenía que pagar alojamiento y todo el gasto se reduciría a las cervezas compartidas con los que estaban igual que yo, dar algún paseo y hacer sentadas en la calle, con suerte podría ser en alguna terraza.
Escuché el sonido del móvil anunciando la entrada de un wasap, estaba preparándome algo para cenar, calentar lo que mamá me deja en el frigo cuando me lo llena, no me aceleré y esperé hasta que lo que estaba en la sartén comenzó a sacar vapor y oler tan bien.
-Hola! Se me aceleró el corazón al ver quien lo enviaba.
-Voy a cenar. ¿Qué tal?
-Aburrido de estar solo.
-Vete a dar una vuelta.
-Tengo que preparar un viaje a Inglaterra, al otro lado del mundo para estar el lunes, tengo que hacer combinaciones de horarios.
-Siempre estás viajando, ¡qué suerte la tuya!
-Ja ja ja, ¿tú crees? Vosotros tenéis ahora unas largas vacaciones y yo tengo que trabajar.
-Vacaciones para quedarme en casa, no es para tenerme envidia.
-Puedes venir a pasar unos días ...
... conmigo, el sábado y domingo que tengo libres.
-No lo vuelvas a repetir que me voy para allá.
-Venga, decídete, te estoy hablando en serio. Ya comenzaba a soñar y tenía que pararme.
-Ya me gustaría, pero ando mal de dinero. Nunca he estado en Holanda. Podía haber añadido que en pocas partes fuera de España, pero eso ya lo sabe él.
-Solo tienes que pagar el viaje de avión, el resto lo tienes gratis.
-De cuánta pasta se trata?
-Más o menos cuatrocientos. No es para cagarse. Para él no lo sería, buscando todo lo que tenía llegaría a esa cantidad y con ello tenía que pasar lo que faltaba de mes. Podía pedirles a mis padres, pero me jodía mogollón, bastante hacían llenándome el congelador y la nevera. Ganaba escasamente para pagar el alquiler y poco más.
-No te prometo nada, tendré que endeudarme con mi madre.
-Inténtalo por lo menos, ¿no quieres pasar aquí dos días? Me encargo del resto de los gastos.
¿Qué si quería ir allí? Lo deseaba, no sé para qué, para verle y volver a casa.
El tiempo pasaba y la comida se había enfriado en el plato cuando terminamos de hablar.
No acababa de entender nuestra amistad.
Unax era y representaba lo que me gustaría ser a mí y yo resultaba todo lo contrario.
Él vivía en una gran ciudad, yo en una pequeña.
Tenía coche desde los dieciocho años, yo bicicleta y ahora una moto a la que echaba combustible a duras penas.
Había estudiado una carrera en la universidad, un máster en otro país, imposible comparar con ...