EL TORMENTO Y EL EXTASIS (2)
Fecha: 04/08/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Barquidas, Fuente: SexoSinTabues
... nuestro de cada día tanto para Laura como para Juanjo. Aunque lo peor de aquella para ellos anómala e inexplicable situación eran los pequeños, Laurita y Emilio, que no Emilín, pues el chaval, a sus siete años sin todavía cumplir, daba unas muestras de sensatez y buen sentido que para sí quisiera más de uno y más de dos adultos. Los pobres vagaban ahora, más por la vida que por casa, a “ramal y media manta”, pues no entendían el porqué del cambio del tío Juanjo, con lo bueno y cariñoso que siempre fue con ellos. Desde que llegaron a casa jugaba con ellos, siendo el “caballo” preferido de ambos; les leía cuentos y ponía el pijama a Emilio, al que le decía diera a mamá el beso de buenas noches antes de llevarle de la mano a su cama, en el dormitorio del tío Juanjo, donde el tío daba a Emilio su propio beso de buenas noches, antes de irse a ver la “tele” junto a mamá. Y es que ahora, desde hacía unas semanas, el tío Juanjo apenas les dirigía la palabra. No jugaba ya con ellos, ni les leía cuentos… Ni les daba ya aquellos besos de buenos noches, podría decirse. Le veían siempre serio; siempre de mal humor Tampoco era ya bueno con mamá. No le daba un beso cuando llegaba a casa, como antes hacía, ni reía con ella, con mamá… Ni se sentaba ya con ella a ver la “tele”… Eso les entristecía mucho pues no sabían qué pasaba; se sentían culpables pues pensaban que, a lo mejor, ellos hicieron algo que no gustara a su tío y por eso éste estaba enfadado con ellos y con mamá. Les entristecía ...
... pero también les asustaba… Cuando vivían en la otra casa estaban siempre temerosos de su papá porque él reñía mucho a mamá; le gritaba mucho… La insultaba… Y a ellos les daba miedo… Sobre todo a Laurita, tan pequeña con su añito, sus dos o tres añitos… Se ponía a llorar tan pronto papá empezaba a meterse con mamá, lo que pasaba casi todos los días, y Emilio la abrazaba, la consolaba y se la llevaba a otro lado, donde no oyeran a papá. Emilio, con sus tres, sus cuatro, sus cinco años, cuidando siempre de su hermana, de Laurita. Y luego, cuando papá se marchó y mamá empezó a pasar las noches fuera de casa y las mañanas durmiendo… Sin apenas ocuparse nunca de ellos… Cuando fueron a vivir con el tío todo aquello cambió para mucho mejor. Mamá volvió a reír, a estar contenta… Volvió a cuidarse de ellos dos… Y al tío Juanjo llegaron a verle como al papá que nunca tuvieron. Por vez primera en su vida eran felices, se sentían seguros en casa. Desde luego, eso de “sentirse seguros” no sabrían entonces explicarlo, entenderlo, pero sí entendían que ya nunca volvieron a sentir miedo, a sentirse acongojados por algo que ni siquiera se podían explicar pero que les asustaba tremendamente, les acogotaba… Por eso entonces tenían miedo; miedo a perder lo que ahora tenían, para volver a lo que de antes perfectamente recordaban… Aunque, a fuer de sinceros, lo que más miedo les daba era que su papá Juanjo dejara de ser su papá Juanjo… Y como los niños no entienden de cosas de mayores, un buen día… ...