Mi hermano Marcos
Fecha: 04/08/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... Marcos me estaba provocando insomnio al hacerme pensar más de lo que podía imaginarme. No tenía cura, ni posibilidad alguna de dar satisfacción a su libido. Mentalmente mi hermano era normal, como yo, pero creo que en su silencio y soledad tendría tiempo más que suficiente para darle vueltas a la cabeza a muchos temas, especialmente el sexual.
Con cerca de 17 años, él tenía un cuerpo fuerte y musculoso, posiblemente debido a sus constantes convulsiones o espasmos había desarrollado una musculatura mayor de lo normal. Su rostro era anguloso y afilado. Si conseguías apartar de tu mente los gestos extraños que hacía casi constantemente, podrías verlo muy atractivo, especialmente si se le veía totalmente desnudo; como me sucedió esa noche cuando tuve que verlo cuando fui con mi madre para acostarlo y aprender las mañas y hábitos necesarios para hacerlo sin lastimarlo y con el menor esfuerzo posible.
Me percaté que su único vello estaba en el pubis, el resto del cuerpo era fuerte y suave, pues mi mamá acostumbraba a untarle con frecuencia, crema en el cuerpo para mantener su piel en buen estado y evitar úlceras, especialmente en los glúteos. Una vez más, al desnudarlo para dormir, su pene se puso erecto como mástil de velero. La sonrisa extraña volvió a su rostro y de inmediato se la agarró con la mano más útil y se la peló, dejando la amoratada cabezota a la vista. Sin comentar nada, mi madre lo tapó con la sábana, y sin darnos tiempo de salir de la habitación, comenzó ...
... ésta a tener fuertes sacudidas. Evidentemente que se volvía a masturbarse sin tener ninguna consideración por nuestra presencia. Debía de hacerlo con tanta frecuencia que le parecería algo normal. Ninguna hicimos comentarios al respecto, pues si mi madre lo consentía y daba el visto bueno a sus desahogos, ¿quién era yo para criticarlo?...
Aprendí como debía de hacerle para acostarlo o sentarlo en la silla de ruedas. A horcajadas, delante de la silla, debía de asirlo por debajo de las axilas, y con un apretado abrazo, ayudarlo a levantarse y evitar que perdiera el equilibrio. Girar ambos al tiempo y dejarnos caer juntos sobre la silla o la cama; así como en esta ocasión. Para acostarlo, antes debería desnudarle completamente la parte de arriba, y una vez en la cama, quitarle el pantalón. Dormía completamente desnudo, pues nunca le ponían calzoncillos. Mi hermano tenía un cuerpo bonito. En reposo sobre la cama, las convulsiones disminuían, y sus movimientos de piernas y vientre parecían entrar en un baile erótico para atraer a las sirenas; muy especialmente con ese falo duro y enorme dándose rítmicos golpes sobre el vientre.
No podía apartar de la mente esa enorme verga, ni la de mi difunto esposo. Me era imposible evitar verlos uno a lado del otro y compararlos. Unas ávidas manos nacían en mi mente para abarcar el tronco de mi hermano, y las imágenes que siempre soñé poder realizar alguna vez con mi marido, se repetían, pero ahora el cuerpo que mi mente colocaba en esas ...