1. Una noche de sexo en la oficina


    Fecha: 14/08/2020, Categorías: Masturbación Autor: afuentes, Fuente: CuentoRelatos

    ... tomándola de la cabeza y así indicaba que alternara entre mi verga y los huevos.
    
    Diana se detuvo del oral y se puso de pie, yo aproveché y pase mi mano por su vagina y estaba muy húmeda, sin duda estaba lista para cabalgar. Se subió en mí y quiso ensartarse sola pero no pudo, su inexperiencia me encantaba, pasé la punta de mi verga recorriendo su entrepierna y cuando sentí su abertura me detuve y ella comenzó a sentarse. Sus movimientos eran suaves, quería sentirme y disfrutarme adentro, yo aprovechaba el poco movimiento para acariciar y lamer sus pechos, poco a poco el ritmo se incrementó y comenzó a rebotar en mis piernas, yo la tomé por su cadera y bajé un poco la intensidad, ella aceptó el ritmo y comenzó a sentir más, nos acompasamos de tal manera que ambos nos sentíamos desfallecer, entre lo apretado y el calor de su vagina, sus gemidos, su sudor, mis manos en su cadera y en sus nalgas, mi cara en sus pechos... no quería que eso terminara. Repentinamente, cuando sentía que Diana estaba disfrutando plenamente al igual que yo, se detuvo y mirándome a los ojos me dijo con dulzura:
    
    —¿Me das por el culo?... por favor.
    
    —¿Estás segura?
    
    —Sí
    
    —¿Ya lo has hecho por ahí?
    
    —No, pero he visto pelis, es como mi fantasía.
    
    —Ok. Vamos poco a poco para que no te duela.
    
    Nos pusimos de pie y la llevé al escritorio…
    
    —Voltéate y agáchate, apóyate en el escritorio con los antebrazos.
    
    —¿Así, licenciado?
    
    —Sí, ahora abre tus piernas.
    
    Me agaché atrás de ella, ...
    ... abrí sus nalguitas y pasé mi lengua por toda su raya, en una segunda lamida me detuve en su ano, que también era rosadito, comencé a lengüetearlo, contrario a su concha, el sabor de su colita era dulce, sencillamente me encantaba su sabor, así que lo degusté lentamente, trataba de meterle mi lengua por el ano pero lo tenía muy apretadito, así que pasé mis dedos por su conchita húmeda y me lubriqué con sus propios jugos, acaricié lentamente y en círculos su ano con la punta de mi dedo pulgar, después lo metí un poco pero Diana apretó, a lo que solo pude decirle, “no aprietes, relájate”... me puse de pie y me deleité viendo a Diana empinadita con los antebrazos en el escritorio, se podía apreciar su espalda y su culito levantado. Escupí en su ano y metí el pulgar, lo moví en círculos por unos momentos, después lo cambié por el dedo índice, el cual entró con facilidad pero más profundo, de igual forma hice movimientos circulares dentro de ella, repetí la operación con el dedo medio y por último con el medio y el índice juntos.
    
    —Ya estás lista amor! Te la voy a meter, no aprietes, deja que entre.
    
    —Sí, Licenciado.
    
    A estas alturas ya no me molestaba que me dijera licenciado, por el contrario, le imprimía un toque de morbosidad a la situación.
    
    Pasé mi pene como si fuera a penetrarla por la vagina para empapar mi verga y me fui directamente a su ano, apunté a la entrada y empujé. Diana se resistió por instinto, pero se relajó y entró la cabeza, después poco a poco le metí el ...
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