1. Viaje al infierno (1)


    Fecha: 01/10/2020, Categorías: Primera Vez Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos

    ... mano…combatiendo…
    
    Del más de centenar de infantes rusos que iniciaran el asalto a las posiciones germanas, no quedaba ni uno solo en pie; muertos la mayoría de ellos, moribundos o sin brazos, sin piernas los demás. Hubo un soldado alemán que, alcanzado de lleno por la granada del cañón de un carro, el cuerpo se le separó en dos mitades por la cintura. Quedó erguido, con el torso vertical al suelo, asentado por la cintura cercenada. A pesar de todos los pesares, siguió vivo algunos minutos, gritando alaridos, aullidos, de inmenso dolor. Con la penosa situación, acabó un carro soviético que, viniendo desde detrás del hombre, le pasó por encima, aplastándolo… Por fin, aquello terminó cuando, a la vista del panorama, los cuatro T 34 supervivientes al desastre, hicieron marcha atrás abandonando aquél escenario como alma que lleva el diablo
    
    Cuando los restos de la compañía, unos treinta hombres supervivientes de los poco menos de ochenta que en la mañana salieran del búnker, regresó a la ciudad en ruinas y casi, casi, ganaban el ansiado búnker que era su residencia, al cruzar una diminuta plazuela von Labnitz y sus hombres vieron algo que les llamó la atención: Alineados contra un lienzo de pared que se diría manteníase en pie de puro milagro, había un grupo de prisioneros rusos y, ante ellos doce o catorce hombres de la gendarmería de la SD, la policía militar a cargo de las SS, con un capitán a su mando. Sí, aquél pelotón de SS se disponía a fusilar a un puñado de ...
    ... prisioneros rusos.
    
    Pero en aquel momento sucedía que el capitán Günter von Labnitz estaba más que arto de sangre, de muertes… Con lo protagonizado horas antes, tenía suficiente por aquél día… No; no lo aguantaba; no toleraría ni una sola muerte más… Al menos, por el momento, por ese día… Luego de dos saltos se plantó entre los ejecutores y los que iban a ser ejecutados… Los verdugos y las víctimas
    
    Al momento, el capitán SS saltó sobre él, vociferando, hecho una furia
    
    Von Labnitz no respondió. Simplemente, se volvió hacia el oficial de las SS y le largó un puñetazo en pleno rostro que le hizo trastabillar hasta dar con sus huesos en tierra, con un labio partido, sangrando, y la nariz casi aplastada, manando sangre también. Nada más llegar al suelo, el SS sacó su pistola de la funda encañonando al capitán von Labnitz; al instante, también los gendarmes SS alzaron sus fusiles, apuntando al capitán de infantería, pero ese movimiento prácticamente coincidió con el ruido que, tras los gendarmes, hacían decenas de cerrojos de fusil al correr, primero para atrás y luego hacia adelante, empujando un cartucho hasta la recámara del arma.
    
    Los gendarmes quedaron indecisos, sabedores de que decenas de fusiles les apuntaban desde atrás, listos para disparar. Entonces, en medio de la confusión que la acción de los hombres de von Labnitz produjera, aquél veterano sargento, el amigo del capitán von Labnitz, de dos zancadas se plantó ante el caído capitán SS, apuntándole con su subfusil, su ...
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