1. Viaje al infierno (1)


    Fecha: 01/10/2020, Categorías: Primera Vez Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos

    ... en general: Unas golfas, unas rameras eran, para él y en aquel momento, todas, todas sin excepción, un hatajo de furcias rameras…
    
    En aquella carta su mujer le confesaba que llevaba meses acostándose con un hombre, un francés prisionero de guerra para más Inri, que la ayudaba en la granja. Que ella estaba sola, que las noches eran muy largas y que el francés estaba allí, a su lado, en tanto él, su marido, no dormía con ella… Había resultado embarazada y tendría a ese hijo; lo criaría y cuidaría junto a su padre, el francés, que ahora era su hombre, su marido de hecho.
    
    Que lo lamentaba por él, por Joachin; que la comprendiera… En fin, lo que las mujeres dicen, decían antes, cuando querían mandar al marido a paseo para juntarse con otro hombre que les hacía más tilín. Pero que no quería volver a verle; que no regresara más por casa… Porque, eso sí; al marido no quería volver a verle, pero con la granja, que era de él por herencia, se quedaba, pues, de otra forma, ¿cómo vivirían ella y los hijos que tuvo con él, con Joachin? Era justo pues que el marido, amén de cornudo, resultara apaleado…
    
    Dos o tres días después, se mandó a la compañía a que cerrara una brecha abierta por los rusos dentro de la ciudad. Los hombres se parapetaron tras montones de cascotes y mampostería, parte de lienzos de pared derrumbados. Pero cuando el fuego soviético era más graneado y la ofensiva enemiga más álgida, el sargento Joachin Brunk saltó fuera del parapeto se encaramó sobre cascotes y ...
    ... demás disparando frenético su MP 40. Duró segundos hasta que una ráfaga de ametralladora dio con él en tierra. Cuando cayó al suelo, ya estaba muerto… Una forma de suicidio a la que allí, en Rusia, se acudía cada vez con más frecuencia y ahínco. No se volvía el arma contra sí mismo, intrínseco acto de cobardía, sino que se exponía el hombre directamente al fuego enemigo, disparando hasta el último minuto, hasta su último segundo de vida…
    
    El tiempo, días y semanas, fueron transcurriendo y con el tiempo llegó el fin de 1942 y el inicio de 1943. Y con 1943, llegó el 30 de Enero de ese año, día en que el Fürer Adolf Hitller asciende a Paulus al empleo de Mariscal de Campo, recordándole, sibilinamente, que ningún mariscal alemán, hasta entonces, se había rendido al enemigo. Pero como para todo siempre hay una primera vez, al día siguiente, 31 de Enero de 1943, Paulus se rendía a los soviéticos del general Rokossovski, aunque la rendición de los efectivos alemanes no tuvo lugar hasta el 2 de Febrero, pues Paulus impuso la condición de que las tropas no sean desarmadas hasta que él estuviera lejos de Stalingrado. Al parecer, no quería estar entre sus hombres, y menos que éstos le vieran, cuando la rendición del VIº Ejército se hiciera pública y efectiva.
    
    Al día siguiente, 3 de Febrero, se rinde el último reducto alemán en Stalingrado, la famosa fábrica de tractores. La agonía de los hombres del VIº Ejército alemán había concluido; ya sólo faltaba su exterminio total.(1)
    
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