1. Aquellas vacaciones


    Fecha: 02/10/2020, Categorías: Confesiones Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos

    ... arriba y abajo sin dejar de hablarme ("qué polla más dura tienes") hasta que lo mete lentamente en su sexo, que siento muy mojado y caliente. Es estupendo, no me había hecho una idea de cómo sería meterla en un coño, pero es una sensación que me gusta mucho, mucho.
    
    Marta se mueve lentamente y lanza suaves gemidos de excitación que poco a poco van creciendo según se mueve mucho más deprisa ("qué bueno, cómo me gustas, pimpollo"). Lleva ya varios minutos follándome a toda velocidad con mis manos en sus caderas (joder, qué bueno es escuchar el ruido dechop-chop delmetisaca) cuando se corre dando un fuerte grito, quedándose completamente quieta durante bastantes segundos mientras yo siento las contracciones de su coño que aprietan mi polla y provocan mis ganas de correrme. Consigo eyacular fuera de ella y me pongo perdido con mi propia lefa. Me ha gustado mucho, desde luego es mejor que las pajas.
    
    "Sabes Alfredito, este verano vas a salir hecho un hombre. Ya me encargo yo de ello". Marta enciende un cigarrillo y mientras fuma y yo me voy recuperando de la corrida no deja de mover lentamente su mano extendiéndome el semen por el pecho y el estómago, hasta que se gira hacia mí y se pone a acariciarme sin pausa el rabo y los huevos. Apenas tarda unos pocos minutos en volver a excitarme ("joder, así da gusto; qué polla más buena"), apaga el pitillo, se tumba y me indica que suba sobre ella.
    
    Qué bueno es meterla en la caliente suavidad del coño de Marta mientras me va ...
    ... diciendo lo que tengo que hacer: "así, adelante y atrás, sin parar; empuja, empuja con fuerza; vamos, no pares". Yo estoy muy a gusto, con los ojos cerrados, abrazando a la mujer y sujetándome fuertemente a sus hombros, empujando con ganas en un rápido metisaca que me excita más y más (me encanta oír el ruido del golpeteo de mis muslos contra los suyos), sintiéndome poderoso al escuchar a Marta ("sigue, nene, sigue; qué bien me follas, maricón, sigue, sigue") y muy cerca ya de correrme. Abro los ojos cuando oigo el grito ronco y prolongado ("aaaaaahhhhhh") que anuncia su corrida y las contracciones y movimientos de la mujer provocan mi orgasmo unos segundos después; desde luego ha sido una corrida cojonuda.
    
    He encendido un cigarrillo al mismo tiempo que Marta (me sorprende que no me haya dicho nada acerca de mi eyaculación dentro de su coño) y ambos nos recuperamos durante unos minutos antes de vestirnos. Me da un leve beso en los labios y se despide diciendo: "Paulino y yo quedamos en ocasiones en el local de su negocio para estar tranquilos y poder follar sin sobresaltos. Mañana por la mañana, a la hora de ir a la playa, allí te esperamos. Lo vamos a pasar bien".
    
    A lo largo de aquel verano nos reunimos bastantes veces los tres en el local de Paulino y para mí fue una maravillosa situación, recibiendo y dando placer. Fue el último año que Marta vino a Guardamar; abrió un restaurante en una playa malagueña y mi abuela asistió un par de años después a su boda con un joven ...
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