1. Polola fiel... y los lobos (1ª entrega)


    Fecha: 07/10/2020, Categorías: Intercambios Autor: PrimeroPasos, Fuente: CuentoRelatos

    ... muy caliente. ¿Pensarían que estaba borracha? Seguramente. Yo espero que sí. La cosa que es era claro que alentaban a Norberto a que llevara su mano libre más lejos sobre mi anatomía. Lo incitaban a que pasase más cerca de mi poto. Y lo intentó. Se acercaba cada vez más a la cola. Y así lo hizo. Me anduvo sobando un cachete por un buen rato. Me perdí un poco en esa situación. Entre su erección en mi cola, y ahora la mano sobándome… una no es de acero, y se me cerraban los ojos. Mi boquita se abría sola. Me dejaba hacer. Me quedaba quieta. Y esa mano, que agarraba más y más. Por fin, me estaba tocando el culo. Pasó así un rato. Luego, otros susurros, otros gestos por parte de los chicos. Señalaban mis senos. Querían que el cazador valla por mis pechos. Nuevamente acarició mi estómago. Tomo control de mi cadera y me poyó bien (su cosa), yo respondí moviendo mi cola. Nuevamente mi cadera se movía al ritmo de la música. Rosando su erección.
    
    El macho estaba conforme, seguro de su hembra (o sea, yo... Y mi actitud de puta).
    
    Así que hizo algo nada sutil.
    
    Algo notorio.
    
    Para lucirse.
    
    Soltó mis caderas un rato. Y yo, solita, movía la puntita de su erección de un lado al otro con mis cachetes. Solita, sin ayuda. Los chicos aplaudieron y festejaron, pero suavecito para no llamar la atención. Yo me seguía moviendo. Norberto súbitamente me agarró con las dos manos, mis dos cachetes, como desde abajo. Lo que me gustó mucho.
    
    Di un respingo, pero hacía el. Hacia sus ...
    ... manos. Y me los separó. ¿Para qué me hace esto?, me pregunté. Seguí con mi baile.
    
    Mi pololo nunca que hizo ese movimiento, pensé. Era muy raro. Pero se sentía rico. Así que continúe con mi baile así, con los cachetes un poco abiertos. Di vuelta mi cabeza y no perdí detalle de lo que me hacía. Él me los separó un poquito más, y eso hizo que yo me agachara un poco.
    
    Eso quería.
    
    Que me agachara. Se acomodó su cosa. Ya no disimulaba su erección. Y nuevamente me separó las nalgas, y bien agarradita como me tenía, confiado, me atrajo hacia él.
    
    O sea, yo estando así, lo que hizo fue acercar, no mi culo, sino la entradita de mi panochita hasta su estaca, evitando mi vestido, solo quedando el tanga de por medio.
    
    Esto calienta a cualquiera. Intentaba provocarme. Que pésima idea se debe haber llevado de mí. Varios fueron testigos de sus avances. Qué pena. Yo, por reflejo, nuevamente levanté el poto, y pegué la zona de mi vulvita a su palote. El bajó más, y desde ahí me punteaba con esa erección. Su puntería era excelente. Cada puntada, daba directo en mi agujerito. Se sentía ganador. Y lo era ¿Quién lo duda? Era inteligente. Ahora sí, con mi cuerpo respondiendo a cada embestida, con su mano libre, subió hasta la base de mi seno derecho. Se quedó ahí un rato. Esperó. Yo no retiré la mano. Y seguía deleitando mi panochita con su estaca. Todo bien, pensó él. Pensaron todos. Y acarició mi pecho, pero retiré su mano. Nuevamente aseguró sus estocadas. Y yo, como antes, me aflojé un ...
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