Carne tierna para dos abuelitos
Fecha: 12/10/2020,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Alita_oni, Fuente: CuentoRelatos
Durante un torneo de tenis amateur, decidí ser la putita de dos jueces sexagenarios para conseguir resultados favorables. Hola queridos lectores, me llamo Rocío y soy de Montevideo. Quisiera compartir nuevamente con ustedes mis relatos. En una primera vez conté cómo mi instructor de tenis me calentó hasta liberar la putita que tenía escondida en mí, para convertirme en su esclava particular. Prácticas de Tenis. Luego cómo el mismo hombre amañó mis entrenamientos de tenis para que yo y mi hermano termináramos follando como cerdos. Mi hermano es un cabrón. Yo estaba muy nerviosa porque terminó la sesión de entrenamiento. El Señor Gonzáles, mi instructor, me había dicho días atrás que pronto me metería cuatro dedos en el culito para seguir ensanchándolo y por fin hacerme debutar con su enorme tranca, pero la verdad es que con tres dedos yo me ponía a chillar y llorar porque me resulta muy doloroso aún. ¿Cuatro dedos? Me ponía caliente la idea pero mi culito pedía tregua. Pensé que tal vez si le hacía una chaquetita tras los arbustos podría perdonarme por ese día.
—Rocío, te puedes ir a tu casa, tengo que prepararme porque me voy a Paysandú, me invitaron a un torneo Senior Amateur que durará una semana. Creo que tengo condiciones para llegar mínimo a la final, ¿tú qué piensas?
—¿Se va por una semana? Ojalá tenga un accidente en el camino y así nunca más volvamos a vernos.
—Qué malvada eres. ¿Vas a extrañarme, mi putita?
—No soy su putita. Debería darle vergüenza ...
... hablarle así a alguien de mi edad.
Claro que iba a extrañarlo. ¿Pero admitir que me gusta el contacto de su verga en mi conejita, de sus dientes en mis pezones, de sus peludos huevos en mi boquita? ¿Admitir que me mojo todita cuando me ordena ir a su oficina para “jugar un rato”? Jamás, que yo tengo una imagen de chica decente que mantener. Me dio un beso y se alejó. Me hice de la remolona y crucé mis brazos como si no me importara. ¿Una semana sin mí querido instructor? Era una locura. Le seguí hasta su coche, a una distancia prudente sin que él me notara. Cuando se subió, me acerqué y golpeé la ventanilla insistentemente con mi raqueta:
—¿Qué pasa, Rocío?
—¿Ese torneo en Paysandú no tendrá una sección amateur para gente de mi edad?
—Sí, seguro que lo hay. ¿Y por qué quieres ir a ese torneo?
—Usted más que nadie ha visto mi progreso en la cancha, creo que un torneo para medir mis capacidades sería perfecto, ¿no?
—A ver, Rocío, ese torneo es importante para mí, preferiría evitar cualquier tipo de distracción. Y tú, tu culito, tus tetas y tu conejita son una maldita distracción.
—¿Qué le hace pensar que quiero estar con un viejo asqueroso como usted? Ya le dije, quiero probar mis habilidades, apoyarme y ayudarme es su responsabilidad como mi instructor. ¡Mi padre le paga para eso!
—Mira jovencita, si tanto quieres ir, voy a esperarte mañana aquí a las dos de la tarde, pero iremos para JUGAR TENIS y nada más. Habla con tu padre, él confía en mí, dile que te ...