1. Carne tierna para dos abuelitos


    Fecha: 12/10/2020, Categorías: Infidelidad Autor: Alita_oni, Fuente: CuentoRelatos

    ... carita de gatita triste.
    
    —¿Me he portado mal alguna vez, papi?
    
    —Ufff… Ro… Rocío, me estás golpeando ahí abajo. ¿Quieres quitarte de encima?
    
    —No hasta que me des permiso, papi. Dejé que mi conejita, mojadita ya tras la braguita, se restregara contra su verga. Sonreí cuando sentí que poco a poco se endurecía, él quería salirse obviamente pero yo no le iba a soltar, iba a calentarlo a tope.
    
    —Madre mía, niña… ¿puedes dejar de hacer eso?
    
    —¿Hacer qué, papi?
    
    –Besé la puntita de su nariz–. Te voy a comer a besos y no te soltaré hasta que me des permiso. Empecé a dar piquitos en su mejilla, luego fui hasta la comisura de sus labios de manera rápida. Él ladeaba su rostro con risas forzadas mientras su verga ya se ponía a pleno. Me reí tan inocentemente pude, restregándome más y más, luchando ambos en la cama. Un libro cayó al suelo, una almohada también, y así, enredados los dos entre las sábanas, por fin habló:
    
    —¡Bufff!… Suficiente, Rocío… ¡Basta!, la verdad es que nunca me has fallado. Vale, puedes irte. ¡Simplemente sal de encima!
    
    —Eres el mejor papi del mundo.
    
    —Sí, claro, recuerda llamarme todos los días. Me fui con una sonrisa de punta a punta pero con unas ganitas terribles también, de hecho me llevé una almohada para que no notara mi braguita mojadita. Obviamente no iba a coger con mi papá, no soy tan guarra. Por eso fui a la habitación de mi hermano Sebastián, que con él sí podría descargarme todita. Pateé su puerta violentamente y lo asusté. Estaba ...
    ... escuchando música desde su cama, tenía puesta una camiseta de Peñarol y nada más, se podía apreciar su verga gorda reposando entre sus piernas. Con la mirada enojada le pedí que levantara sus brazos. Cuando lo hizo le quité su camiseta y lo tiré al suelo.
    
    —Flaca, ¿estás con hambre, no?
    
    —Imbécil, no soporto esa camiseta y lo sabes, solo te la he quitado porque no la quiero ver –mentí, evidentemente quería deleitarme con la vista.
    
    —¿A qué se debe esta visita inesperada, Rocío?
    
    —Mañana me voy a Paysandú para jugar un torneo. Estaré fuera por una semana.
    
    —Vaya mierda, flaca, ¿ahora a quién le pediré una mamada matutina?—Pues te buscas una novia y listo.
    
    —No quiero una novia, te quiero a ti. Me puse un poquito colorada pero tenía que ser firme:
    
    —Se ve que cuando eras bebé te caíste de cabeza, nene. Por nuestro bien será mejor que te consigas una chica y te dejes de tonterías conmigo.
    
    —Ya, ya… supongo que tienes razón. Es una pena, flaquita, porque creo que tenemos mucha química en la cama. Digo, en la mesa.
    
    —¿Ves cómo eres subnormal, Sebastián? Si tú quieres puede seguir como perrito faldero detrás de mí. Evidentemente no conseguirás nada, pero bueno, eso ya es tu problema.
    
    —Claro, claro, “yo jamás me rebajaré a coger contigo” y punto. Cerré su puerta y puse el seguro, me mordí el labio inferior, avancé hacia él y me quité la camisetita. Él sonreía como un tarado porque le encantan mis tetas, pero yo iba a borrar esa sonrisa muy rápido:
    
    —Sebastián, ...
«1234...12»