Unos días calientes en Punta - Relatos Eróticos

Unos días calientes en Punta

... por mucho tiempo.Ella gritó y aulló de puro placer. Tomó por los cabellos a Fabio y lo enterró aún más entre sus muslos abiertos.“Qué hijo de puta…” “Un hijo de puta con una lengua increíble…” Suspiró mi esposa, casi lloriqueando…“Necesito que me cojas ahora mismo…”. Le suplicó ella, empujándolo para que Fabio se sentara en una silla.Anita se abalanzó sobre él y se sentó encima; acomodando la punta de esa pija en su necesitada y hambrienta vagina.Lentamente se fue sentando; muy lento fue tragando esa gruesa chota.“La quiero hasta el fondo, por favor…”Pidió Anita entre gemidos de placer.Desde mi ubicación, yo podía ver a mi mujercita cabalgar a ese flaco dándome la espalda y cómo entonces la ancha y larga pija de ese semental se metía hasta el fondo de su desesperada concha…Lo cabalgó durante un buen rato; gimiendo y jadeando cada vez más.Movía su hermoso culo en círculos mientras se agitaba sobre él.Cada tanto se salía y se ponía de pie, jugando con ese glande duro y monstruoso, haciéndolo rozar contra sus dilatados labios vaginales.Anita gemía desesperada mientras lo cabalgaba, se acariciaba y abría sus nalgas como si ese movimiento pudiera ayudarla a recibir más pija en su hambrienta vagina.De repente Fabio la levantó y tal como había hecho conmigo antes, le hizo apoyar las manos sobre el escritorio, inclinándola delante de él.Entonces la penetró de manera salvaje, hundiéndose hasta el fondo de esa delicada vagina, haciendo que Anita gritara de dolor y placer.Le clavó la ...

... verga hasta que sus huevos comenzaron a chocar contra las redondas nalgas de mi mujercita.Empezó a darle un mete y saca brutal con su increíble poronga, sacudiendo a Anita con rudos movimientos, haciéndola gritar como loca.Mi esposa estaba completamente sacada. Nunca la había visto de esa manera. Girando su cabeza le dijo a Fabio que se sentía muy llena con esa verga y que le encantaba la cogida que le estaba dando…Fabio sonrió y se estiró para comerle la boca, sin dejar de bombearla.Después aceleró todavía más sus brutales embestidas hasta que dijo:“Ahhh Anita, mi amor… voy a acabar…”“No, no, no… la quiero por la cola, por favor… aguantá un poco más”Suplicó Anita, mientras llevaba su culo al encuentro de la verga.Entonces Fabio se la sacó de la concha y le pidió un descanso.Su verga hinchada estaba cubierta por los fluidos de Anita y algo de líquido pre seminal intentaba salir por ese endurecido glande.“Ahora te voy a dejar ese culo en llamas, peor que esa concha divina…”Le advirtió a Anita, mientras le mostraba el pote de gel lubricante.Mi esposa sonrió y volvió a apoyar sus manos contra el escritorio, poniendo el culo en alto con sus largas piernas bien abiertas.“Qué hermosa visión…” Suspiró Fabio, mientras se agachaba y ponía su cara entre las nalgas de mi mujer. Miró hacia la puerta entreabierta y me sonrió, haciéndome muecas de burla, mientras hundía un dedo untado generosamente con gel en el estrecho ano a Anita.Ella temblaba de placer mientras él le exploraba el ano con ...