1. Mi hijo y su amigo


    Fecha: 29/10/2020, Categorías: Incesto Autor: LESTERUCO, Fuente: SexoSinTabues

    ... una vez. Miré a Damián y sus ojos brillaban tanto o más que los de su amigo. - Bebé. - lo miré a los ojos - ¿Vos no le vas a contar a nadie? - Es nuestro secreto, mami. – me devolvió la mirada. Nunca pensé que haría aquello. Me quité primero las zapatillas y las medias. Luego me paré sonriéndoles, mientras ellos me miraban azorados desde el agua, y me quité la camiseta. El sujetador era bastante grande, pero ellos abrieron enormemente los ojos. Como si fuera una stripper profesional, me volví y fui bajando el pantalón lentamente, dejando que disfrutaran del espectáculo de mi culo descubriéndose poco a poco. Me sentía una diosa sexual, la más admirada del mundo. Dejando el pantalón sobre la reposera me volví y caminé hasta el borde de la piscina. Toqué el agua otra vez, como si fuera a zambullirme. El brillo de las miradas se apagó algo, como si hubiera cierta desilusión. Jugaba con ellos. No lo podía evitar, aquel morboso juego me fascinaba. Llevé mis manos a la espalda, y los ojos se agrandaron con asombro. Solté el broche del sujetador, y sosteniéndolo con los brazos como sólo sabemos hacer las mujeres cuando queremos prolongar el momento, lo fui deslizando hacia abajo, hasta que mis tetas brillaron, desnudas bajo el sol de la tarde. No decían nada, como si temieran que al hablar se rompiera la magia del momento. Sin dejar de mirarlos, llevé las manos al elástico de la tanguita, y la fui deslizando hacia abajo, moviendo levemente las caderas, hasta que quedó muerta en ...
    ... mis tobillos. Me quedé parada desnuda dejando que se hartaran de mirarme, y luego me zambullí. Nadando debajo del agua, abrí mis ojos, yo quería espiarlos también. ¡Qué espectáculo! La transparencia del agua de la pileta me dejaba ver perfectamente las dos vergas paradas, tremendas. La de Damián ya la había visto, era enorme comparada con la de mi marido, pero la de Martín no tenía nada que envidiarle. - “¡Estoy totalmente loca!” – pensé. Pero no tenía ninguna intención de detener el juego. Salí a la superficie en medio de ellos dos, y me quedé parada con los pechos desnudos fuera del agua. - ¡De veras está linda! – dije, y les arrojé agua a la cara. Ellos reaccionaron como si bajaran de alguna galaxia lejana, tan absortos estaban en la contemplación de mi cuerpo. - ¡Ahora vas a ver! – dijo Damián, arrojándose encima mío, mientras Martín me tomaba por la cintura. - ¡Estás en nuestras manos! – decía éste, y yo pensé que eso era justamente lo que quería. Me dejé apretar, y las manos de ellos recorrieron descaradamente toda mi anatomía sin que yo opusiera resistencia. Con la excusa de hacerles cosquillas, yo también me dedique a explorar sus cuerpos. Sin palabras, como si todo estuviera tácitamente aceptado. Las manos de Damián se entretenían con mis pechos. Yo fingí cabalgar sobre él y rodeé su cintura con mis piernas. Martín me apretó por detrás, y claramente sentí su verga resbalar sobre mi ano. El juego dejaba de ser juego. Ahora las manos de Martín levantaban mis pechos con ...
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