1. Luna, mi hermana desconocida


    Fecha: 02/12/2020, Categorías: Transexuales Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    ... en mi departamento. En las tardes frescas nos gustaba dormir abrazados en cucharita. Cuando no nos veíamos, como dije, solíamos hablar por chat y por videollamada. En estas últimas ella se mostraba con las prendas más sexis que tenía, y cuando vestía minifalda le gustaba enfocar la tanga que llevaba puesta.
    
    Un día le mandé un mensaje. La había visto el día anterior, pero estaba necesitado de ella. A estas alturas casi había olvidado que Luna era mi hermana. Y si lo recordaba, en ningún momento ponía en duda mi relación con ella, al contrario, me hacía amarla aún más, ya que sabía que además de la atracción física nos unía algo mucho más fuerte. La relación incestuosa comenzaba a convencerme de que teníamos el privilegio de tener un romance que nadie, o casi nadie podría tener jamás.
    
    Luna acudió a mi pedido, y llegó a mi casa sin que pasara si quiera una hora.
    
    Apareció con un vestido corto que yo no conocía. Estaba encantadora. Ya le había dado un juego de llaves, así que entró como pancha por su casa. Apenas me vio saltó encima de mí y me rodeó tanto con sus brazos como son sus piernas. Yo aproveché para meterla mano por debajo del vestido, y le acaricié suavemente las nalgas.
    
    β€” ¿Me extrañabas? β€” me dijo. Su nariz estaba pegada a la mía, y me miraba con esos ojos que me enamoraban.
    
    β€” Mucho. β€” le dije. β€” ¿Querés tomar algo?
    
    Ella acercó sus labios a mi oreja y me susurró.
    
    β€” Quiero tomarme tu leche.
    
    Fuimos al cuarto. Me senté en el borde de la cama, y ...
    ... recosté mi torso sobre el colchón. Luna se sentó de cuclillas, y desabrochó mi cinturón. Palpó mi miembro a través del pantalón.
    
    β€” Es muy grande. β€” susurró. Siempre lo decía. El tamaño de mi pija la fascinaba.
    
    Desabrochó el botón. Bajó el cierre, y luego el calzoncillo. Mi verga era gruesa y venuda, y en ese momento estaba totalmente hinchada y dura. La cabeza grande, parecía un hongo, pero mi hermanita la miraba como la cosa más linda del mundo.
    
    Se lo metió en la boca.
    
    β€” Así te gusta ¿no? β€” preguntó maliciosamente, porque cada vez que hablaba era un momento en el cual dejaba de chuparla.
    
    β€” Sí bebé. β€” le contesté, y puse la mano en su nuca y empujé la cabeza hacia abajo. Ella mamó como sabía que a mí me gustaba. La llenaba de saliva, y acariciaba mis bolas peludas con las yemas de los dedos. También me masajeaba las nalgas, cosa que me encantaba. Yo veía cómo su cabeza subía y bajaba para darme placer. Y cada tanto se detenía un instante para mirar la expresión de placer en mi rostro.
    
    β€” ¿me vas a dar toda la leche? β€” me decía, y luego se la metía de nuevo en la boca.
    
    β€” Sí bebé, toda.
    
    β€” ¿toda, toda? β€” insistía.
    
    β€” Sí mi amor. Seguí chupando.
    
    β€” Quiero toda tu leche. Quiero tomarme tu esencia. β€” susurraba.
    
    Le gustaba chupar mi pija, cosa que me hacía sentir afortunado porque la mayoría de las mujeres que conocí sólo la mamaban como una especie de favor, ya que suele ser lo que menos les gusta hacer. Pero Luna era diferente. A luna le encantaba ...