1. Nines II


    Fecha: 27/12/2020, Categorías: Erotismo y amor Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... todo. Y es que la Comandancia Militar de Alcalá de Henares era también Cuartel General de una Brigada de Caballería, la Iª de la División de Caballería “Jarama” nº 10.
    
    ¿Sabes, Antonio? Me dabas asco, me repugnabas. Para mí, esas miradas tuyas sólo eran expresión de tu libidinosidad, tu lujuria, el torpe deseo sexual que yo te inspiraba Hasta hacías que me sintiera incómoda ante ti.
    
    Nines, de vez en cuando, callaba, mirándome con suma atención mientras yo bajaba la cabeza, la mirada, incapaz de sostener la suya, prosiguiendo luego con sus asertos, en tanto yo ni sabía cómo me sentía, aunque deba reconocer que, más que nada, desorientado, aturdido, confuso. Digamos que, en el fondo, estaba bien, pero desconfiaba de esa bondad de estado, me daba miedo, la temía, me asustaba
    
    Luego, me obligaste a salir contigo todos los “findes”, y te odié aún más Pero ocurrió que, en contra de lo que yo esperaba, estaba segura que harías, en absoluto te aprovechaste de la situación; estaba en tus manos, podías hacer de mí lo que quisieras, pero me respetaste con toda delicadeza, y eso, que me respetaras, me gustó; sí, me gustó más que mucho. Enseguida noté que me sentía bien, a gusto, contigo, a tu lado, pero lo grande vino cuando comencé a apercibirme de que, tan a gusto, tan dichosa y feliz como entonces iba sintiéndome, cotigo, a tu lado, jamás, pero lo que se dice jamás, habíame sentido.
    
    Nueva pausa para sacar de su bolso un cigarrillo que yo le encendí.
    
    No sé, exactamente, ...
    ... cuando fue; creo que por Febrero, Marzo tal vez, que empecé a notarlo, darme cuenta; fue el comienzo del descubrimiento de la verdad, cuando comencé a darme cuenta de que me querías, me amabas, y supe que esa era la razón de todo. Que esas miradas tuyas no eran, como creía, deseo concupiscente, sino amor, cariño, y del de verdad, del bueno, ese que persiste hasta el último momento de la vida
    
    Nines volvió a callar; hizo ademán de buscar un nuevo cigarrillo, pero desistió de ello. Me miró por un momento, unos segundos y me sonrió al tiempo que me proponía sentarnos. Lo hicimos y ella prosiguió
    
    Y, ¿sabes? Empecé a sentirme, de verdad, querida, amada, por un hombre: Tú. Y me gustó, me encantó, sentirme así, amada y respetada. Desde entonces, para mí, tú ya no eras el mismo, pues te trocaste en lo único imprescindible, indispensable en este mundo, esta vida, para mí. Y comencé a esperar que llegara el sábado, como “agua en Mayo”, pues es cuando volvía a verte; vamos, que te esperaba con ganas, con ansia. Sí, como se espera al novio, al hombre amado… Y, al fin, lo supe; supe que también yo te amaba, te quería, como tú me amabas, me querías a mí…
    
    Nines no pudo seguir hablando pues yo la interrumpí, tomándola de los antebrazos, ambos a la vez, más que menos fuertemente, hasta sacudirla en cierto modo, mientras antes le gritaba que hablaba
    
    Pero, pero… ¡Qué dices!... Quererme tú, amarme, como yo te amo a ti… Porque sí, es cierto, que ando loco, pero loco, por ti y desde ese ...
«1...345...10»