1. Néstor


    Fecha: 05/03/2021, Categorías: Hetero Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    ... la altura del muslo y levantando yo un pie, primero con la rodilla y después con el pie le bajé el short hasta los tobillos y le dije al oído:
    
    —”Mi querido Néstor, sácate de los tobillos el short, y no seas maricón que puedes tropezar y caerte”.
    
    Se agachó para sacárselo y yo me bajé los míos, hasta las pantorrillas, nos dimos un golpe no muy fuerte con la cabeza y se nos escapó una risotada. Eso nos calmó un poco para no ir tan rápido y para hacer todo lo que teníamos que hacer con más ilusión y ganas.
    
    Totalmente desnudos, le propuse que nos masturbáramos, y se agarró a su polla y comenzó de inmediato a cascársela. Le tomé de la mano y se la puse en mi polla:
    
    —”Tú a mí y yo a ti, ¿entendido?”.
    
    —”Entendido”.
    
    Néstor, me estaba sacudiendo con dificultad la polla, ya se veía que no había masturbado nunca a nadie. Entonces me dispuse a masturbarlo suave y delicadamente. Eché saliva sobre la palma de mi mano en cantidad generosa y rodeé con mi mano su polla para que sintiera la humedad de la saliva como yo sentía el calor de su falo. Estaba palpitando como lo hace el corazón, lo que pensé que estaba acudiendo a las venas de su pene toda la cantidad de sangre requerida para tener la polla muy dura y conseguir una fuerte erección, por eso notaba por momentos que iba agrandándose considerablemente su polla y el capullo seguro que se le iba amoratando, aunque la penumbra de la noche no dejaba ver claro. Néstor pretendió hacer lo mismo y le dije que no.
    
    —”Si vas ...
    ... haciendo lo mismo estarás más pendiente de mí que de ti y no lo vas a disfrutar. Luego me la cascas tú a mí y lo gozamos los dos. Cuando ya lo hayas hecho una vez, lo harás cada vez mejor”, le dije al oído muy despacio e íntimamente como si no quisiera que nos escuchara alguien, lo que, por demás, era imposible; todo era cuestión de poner un marco de profunda intimidad.
    
    Como no había nadie, supo a tanta intimidad que empezó a abrazarme, acariciar mis nalgas, arrimarse para que su polla, mi mano y mi pubis se unieran. Había llegado al deseo. Entonces comencé a dar suaves apretones a su polla al compás de sus palpitaciones para que sintiera su erección en el interior de su vientre y con la otra mano le acariciaba el perineo donde sé que hay multitud de terminales nerviosas que le estaban excitando. Néstor ya tenía la boca llena de saliva que no podía contener y lo besé para probar el sabor de su boca con la saliva fresca y tan líquida. Más sabrosa que el agua era la saliva de Néstor. Le gustó y hacía lo mismo conmigo de modo que los dos probamos nuestras salivas mezcladas. Abrazados y con los suaves apretones que le daba a su pene, comenzó a delirar, estiraba su cuerpo como quien se despereza y echaba su cabeza hacia atrás como queriendo que su polla se quedara enhiesta en su delantera. Entonces haciendo un anillo con los dedos de mi mano comencé a frotarle el pene haciendo que su prepucio se desplazara con mi mano. Mis dedos hacían todo el recorrido desde la base del pene ...