Un romance extraño (2)
Fecha: 07/03/2021,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos
... marrón entre medio y oscuro. Con ese aire de mundo, cosmopolita, del que lleva viajando por ahí tiempo y tiempo… Más alto que el Celes, más atractivo también… Y más elegante, sin rastro ya de la “paja de la era” que en tiempos fuera su natural “apostura”. Y decir aquí, que el Paco se le había echado encima al Celes, entre abrazándole y estrujándolo, cogiéndolo por la cintura y subiéndoselo aúpa, suspendiéndole en el aire, entre sus brazos
—Bueno, majo, no te enfades… Chico, cuánto me alegro de verte… Estás como siempre, ¿he?; como siempre… Es que no has cambiado nada, pero que nada, en estos años… Bueno, y, ¿mi media naranja?... Porque supongo que estará aquí, que te la habrás traído contigo. En la habitación esperándome, seguro… Y ¿cómo es; cómo está? Porque ya sabes cómo me gustan a mí; rellenitas, buenas tetas, buen “culamen”, buen “caderamen”. Sabrá guisar ¿verdad? Que tengo unas ganas de que me haga una buena paella, una fabada, un cocido… ¡Unas gachas de nuestra tierra, nuestro pueblo! Porque chico, tú no sabes cómo se come allí… De pena; de verdadera pena… Y es que, sales de España, y se acabó lo de comer como Dios manda. Pues y la casa… Todo, manga por hombro… y es que, o tomas una criada, o no te queda más remedio que casarte, si quieres vivir un tanto regular… ¡Como en España se vive, que no sabemos lo que tenemos hasta que salimos por ahí! Pero bueno hombre, contéstame, que no parece, sino que se te comió la lengua el gato
—¡Si es que no me dejas hablar! ...
... Ahí… Ahí…la tienes… Raquel Espinosa…
—¿Estaaa?... ¿Seguro?... ¡Pero si cría que era un rollo tuyo!... Como de siempre te han gustado, flacuchas y larguiruchas…
Y en verdad, Raquel, aunque no tan “flacucha”, que en su sitio tenía todo lo que debía tener, sí era algo alta, más que celestino, al que le sacaba unos cuantos dedos de estatura, llegándole él a ella apenas si a la altura de la boca. Entonces, la que antes respondió a la “delicadeza” que el Paco le soltó, fue ella, y con no poco retintín
—Pues muchas gracias por sus halagos, SEÑORRR
—Bueno, guapa; es que, como la única foto que tenía tuya se la envié a este canijo…
—Oye, oye; que este “canijo” te puede partir la cara, ¿estamos?
—Bueno, bueno, no te cabrees tanto conmigo; retiro lo de “canijo”…
Esto, el Paco lo dijo dirigiéndose, todavía, al Celestino, aún vuelto, más bien, a él, pues a la chica apenas si la había mirado… Vamos, que de lejos se veía, notaba, que no le hacía mucha gracia que digamos; pero volviéndose de inmediato a ella, prosiguió
—No importa; no importa nada; aunque yo esperaba algo mucho mejor, me conformo. Sabrás guisar, digo yo… Como española que eres
—¡¡¡Pues no señor!!!... ¡¡¡Ni freír un huevo!!!
—Bueno, tampoco tiene importancia; ya aprenderás… (Se separó algo de ella, para añadir) A ver, date unas vueltas
—¿Qué dice?
—Que te des unas vueltas para que te vea bien… Como no te conozco…
—¡Y un cuerno “pa ti”!... Por no ser zafio, y decirte que ¡una MIERDA!, pa ti… ...