1. Un romance extraño (2)


    Fecha: 07/03/2021, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos

    ... mujer enamorados, por esos prejuicios tuyos?... ¿Es que, yo, mi propi dicha, mi propia felicidad, como mujer, no te importa nada; menos, en cualquier caso, ¿que esos escrúpulos que tienes, que a mí me parecen pueriles?... Celes, dime, amor. ¿De qué podemos nosotros ser culpables; ¿de qué acusarnos, de qué avergonzarnos?... ¿De habernos enamorado; de amarnos, de querernos…de desear ser felices viviendo juntos tú y yo, como pareja conyugal, como marido y mujer, ¿cómo matrimonio?... ¿Qué culpa de eso tenemos tú y yo?... ¿Lo hemos querido, lo hemos buscado, provocado?... ¡¡¡NO, NO, Y NO…Y MIL VECES NO!!!... Pasó porque tenía que pasar, porque sí, porque así lo quiso Dios, o la suerte, la fortuna… ¡Quién sabe!... Pero no tú, no yo… ¿Porqué, pues, tenemos que afrontar una culpa que no es nuestra?
    
    Raquel calló, más que nada para tomar resuello, pues hablando y hablando habíase ido encendiendo, cargándose de razón más y más, y mucho más. Pidió un pitillo al Celes, lo encendió, pegó unas chupadas, expeliendo el humo hacia el espacio, en volutas, y prosiguió
    
    —Dices, Celes, que soy su mujer, pero eso no es cierto; para que el matrimonio sea, efectivamente, válido, es necesario que se consume, que ellos…ellos…el hombre y la mujer…Pues eso, hagan lo que suele hacerse cuando lo del “¡Al fin solos!” Y eso, ni ha pasado, ni pasará nunca… Vamos, que la hija de mi madre, ni borracha se abrirá nunca de piernas para ese tío, el Paco, por mucho que los “papeles” digan lo que digan. Nunca ...
    ... ¿me oyes?, ¿me entiendes?; NUNCA, NUNCA, EN JAMÁS, pasará eso, aunque lo diga y mande el “Sursuncorda”(5), porque no le quiero, ¿me oyes?; no le quiero y nunca, nunca, consentiré en ser suya… Porque te quiero a ti, mi Celes querido, amado, y sí; quiero, deseo, sobre todas las cosas, ser tuya; sola, únicamente tuya… Y de nadie más. No sé bien cómo lo haré, qué hare o diré, pero ese matrimonio lo anularé; haré que sea anulado. Buscaré, buscaremos, los dos, un abogado que lleve el “asunto” y logre la anulación de este maldito matrimonio y entonces, cuando vuela a ser libre, nos casaremos tú y yo… Y como Dios manda, además… Faltaría más…
    
    Celestino la miraba embobado, sonándole, en sus oídos, las palabras, como música celestial. ¡Ahí es nada!... Casarse ellos, Raquel, su amada Raquel y él, como Dios manda, de verdad… Ella, de nuevo había enmudecido, peo ahora, más que nada, para ver el efecto que sus palabras producían en él… Y continuó, tras la efímera pausa, pero para ello se acercó a él hasta muy, muy cerquita de aquél hombre que, si ella le había sorbío el sentío, él a ella la había dejado turulata de puro amor, arrimándosele hasta casi incrustarle los senos en el pecho, al tiempo que rodeaba su cuello con sus brazos en prietísimo abrazo, mientras los femeninos labios, la boca de ella, buscaban, buscaba, afanosos, ansiosos, los labios, la boca masculinos, hasta lograr que sus lenguas se encontraran, golosas, ebrias la una de la otra, mezclándose ambas salivas en cóctel de ...
«12...789...15»