1. La academia


    Fecha: 20/03/2021, Categorías: Confesiones Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos

    ... entrar en el precioso pequeño apartamento nos desnudamos mutuamente besándonos con pasión (se nota que le gusta usar la lengua) entre prenda y prenda. Gisela es de estatura media, delgada y estilizada, lleva su negrísimo pelo muy corto, peinado hacia atrás y recogido en una pequeña coleta. Ojos negros, labios rojos y un bonito cuerpo sinuoso en el que no hay ni una gota de grasa. Sus tetas pequeñas son llamativas porque acaban en punta, levemente hacia arriba, con pezones marrones de tamaño más bien grande. Una perfecta piel color canela claro, caderas amplias que albergan un culo redondo, alto, respingón y muslos musculados que protegen un pubis con vello muy negro, como el pelo, con bonitos labios vaginales, gruesos y un poco más oscuros que el resto de su piel. Piernas finas y largas terminan de configurar su aspecto juvenil, que junto con lo buena que está desmienten que pueda tener cuarenta y algunos, no los aparenta o al menos a mí no me lo parece.
    
    Sin dejar de besar mi boca, sus manos anidan en mi rabo crecido y en los huevos. No para de acariciar, apretar, de subir y bajar la piel de mi polla y tras muchos segundos, doblándose por la cintura, baja su boca para besar muchas veces y lamer durante un largo rato toda la extensión de la polla, ya tiesa y dura, para pasar después a los testículos, a los que da un verdadero recital de lengua y labios durante al menos otro par de minutos. No recuerdo a ninguna mujer que me haya chupado durante tanto tiempo seguido en unos ...
    ... preliminares ni que se haya detenido tanto en lamer mis huevos y meterlos en su boca. Me gusta, joder si me gusta.
    
    Durante todos estos minutos he estado acariciando sin parar sus tetas (esos pezones que crecen y engordan al aumentar su excitación me ponen loco y como no se queja cuando los aprieto y estiro, me cebo en ellos), que me parecen muy excitantes. Se levanta, coge mi mano y nos dirigimos hasta un sillón blanco sin brazos, de gran tamaño, bastante bajo, situado en una esquina de la sala junto a dos espejos que revisten la pared (primero méteme la polla en el coño, mójala bien y cuando te lo pida encúlame, porque es lo que más me excita). Gisela se ha situado arrodillada en el sillón, apoyando los brazos y la cabeza en el respaldo (es articulado y lo ha bajado para estar en una situación más cómoda); yo también me arrodillo en el ancho asiento, de manera que quedo detrás de ella y meto mi polla en el mojado y caliente coño apenas sin empujar (que ganas tengo, Lucio).
    
    Se mueve adelante-atrás lentamente sintiendo la dureza de mi tiesa polla, muy concentrada, con los ojos cerrados, totalmente pendiente de su excitación durante más de un minuto, hasta que le oigo pedir:ponte aceite, por favor, necesito que me des por el culo; la saco, extiendo por toda la polla una buena cantidad de un lubricante cuyo bote ha dejado junto a mí, lleva sus manos a los glúteos y como de si una ofrenda se tratara, separa ambos carrillos dejando ver un ano de color un poco más oscuro que ...
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