Una esclava inesperada - Reencuentro fugaz III
Fecha: 08/04/2021,
Categorías:
Hetero
Autor: Cold_P, Fuente: CuentoRelatos
... Sobra decir que, en todos los trayectos, aproveché para manosear, estrujar y vapulear las inmensas ubres de mi acompañante.
Dado que la casa de su difunta abuela se encontraba cerca del lugar a donde nos dirigíamos, me pareció buena idea. Gracias a que ya estaba oscuro aparqué a una calle del estadio más famoso de México.
Entramos a pie al basto estacionamiento del coloso de Santa Úrsula y nos dirigimos a las taquillas que estaban ahí. Sin más, me bajé el pantalón y los bóxers. Mi verga saltó como un resorte mientras observaba como Ga se desnudaba completamente. Hacía frío y aquello era en extremo morboso.
Ya desnuda, la incliné y palpé su vagina. Como siempre, la encontré totalmente húmeda. Sin más la penetré salvajemente mientras amasaba con saña sus bamboleantes tetas. Ella gemía sin tapujos, a pesar de que aun pasaba gente y nos podía oír. Yo me olvidé del mundo y me concentré en el cuerpo que tenía a mi merced.
Aguante bien aunque mi ritmo no se redujera y terminé por inundar su gruta ávida de sexo con mi semen. Me separé de ella y le solté una buena nalgada. “Te voy a azotar hasta que se me vuelva a parar. Te quiero coger por el culo, pero quiero que te tragues mi semen.” Ella me instó a que la azotara todo lo que yo quisiera.
No hay mayor placer para mí que azotar un buen culo y aquél era un culo bastante resistente, además de dispuesto. Azoté con fuerza. Azoté sin parar durante casi quince minutos. Después de cierto tiempo, en cada azote que ...
... propinaba, Ga sollozaba o soltaba un gemido de dolor, pero se masturbaba de manera frenética. Sobra decir que, bajo mis caricias tuvo dos buenos orgasmos. Yo seguía azotándola y debido a la excitación, mi verga estuvo lista de nuevo.
“No hay como que te cojan por el culo después de una buena azotanía” dijo Gabriela y ella misma se abrió sus maltrechas nalgas. Sin más, comencé a introducirle mi carajo en su ano. Entro con un poco de dificultad, pero entró. Taladré sin misericordia su agujero alrededor de otros quince minutos, tras los cuales se la saqué. Desconcertada me miró mientras yo la incorporaba. La abracé, tomé sus piernas, la pegué contra la fría e inclinada pared de concreto y busqué penetrarla de nuevo. Logré insertar nuevamente mi verga en su culo y seguimos con la faena, mientras la besaba con todo el amor que me era posible.
—¿Me amas? – le pregunté jadeante, mientras no menguaba mi frenético mete y saca
—Si… aaaaa…. Si… - respondía gimiendo
—Ga, mírame a los ojos – le ordené mientras paraba y dejaba mi verga metida hasta los huevos en sus intestinos. - ¿Por qué te vas de nuevo?
—¿Por qué paras? – preguntó medio jadeante y al ver la seriedad en mi rostro añadió – porque solo vine por razones familiares. No quiero ponerme sentimental cabrón y menos en medio de una cogida tan rica.
—¿Y si te quedas? – pregunté con añoranza, aunque sabía la respuesta – Sabes perfectamente que yo amaría a tu hija como si fuera mía y nos iría…
—Mira amor, tú ya tienes una ...