Una esclava inesperada - Reencuentro fugaz II
Fecha: 15/04/2021,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Cold_P, Fuente: CuentoRelatos
... amor en la regadera. Lo disfrutamos enormemente. Cuando terminé, tomamos un pequeño baño, donde, ella me lavó a mí y yo a ella. Nos limpiamos mutuamente, con amor y con pasión en ciertas zonas. Fue… inolvidable.
Cuando salimos del baño, nos recostamos desnudos en la cama durante un breve instante. Por lo menos yo estaba algo cansado de tanta cogedera, pero mi compañera quería más y tuve que hacer gala de fuerzas que no poseía en ese instante.
—Probemos la elasticidad de tus agujeros, zorra – le dije incorporándome al ver su mirada expectante.
Ella asintió y se abrió de piernas. Yo tomé un plátano (o banana, para los que son de otros países) y antes de introducírselo, tenté su vulva para comprobar su estaba mojada o no. La muy puta seguía empapada. Introduje sin mucho esfuerzo aquella fruta y comencé a moverla lentamente hacia afuera y hacia dentro. Ni siquiera gimió. Tomé un pequeño puño de uvas (algunas blancas y otras tintas) y, tras meter un par de dedos en su recto, introduje todas. Aquellas también entraron casi sin esfuerzo. Ella solo se dejaba hacer. Tomé un limón un poco grande y se lo mostré. Al notar su sonrisa, mi verga comenzaba a reaccionar.
Escupí en mis dedos y traté de lubricar con mi saliva, tanto su ojete, como la fruta. Cuando comencé a forzar su entrada, fue cuando escuché un leve gemido de su parte; sin embargo, no cerró las piernas ni se movió. La resistencia que mostraba su ano era genial, pero tras empujar con fuerza entró completamente. ...
... Aquella visión de su ano irritado y abierto me devolvió el vigor que había perdido. Durante el proceso anterior, de vez en vez, movía el plátano ensartado en su coño.
Tomé en mis manos un fino calabacín y sin retirar el plátano de su vulva, poco a poco fui introduciendo dicho alimento. Entró, con un poco de esfuerzo, pero entró. Ella estaba sufriendo, pero cuando le pregunté si quería que parara, ella me respondió con un rotundo: NO.
Tomé una guayaba, a la cual le di un mordisco y después pasé al intento de introducirla por completo en su recto. Para mi fortuna y desgracia, entró, pero un poco en trozos y con ayuda de mis dedos. Se los di a limpiar y ella disfruto lamiendo mis dedos. Tomé la cuerda de tendedero y le solté dos fuertes golpes, uno en sus tetas y otro en su pansa. La marca que dejó en su piel fue alucinante.
Introduje un limón más en su recto y pasé a mi intención principal: LOS CHILES. Había traído chiles pequeños y algunos grandes (aquí en México se les llama “poblanos” y generalmente se comen rellenos). Le di un mordisco a uno de los pequeños y de inmediato me “enchile” (los que han comido chile, sabrán a que me refiero con esa expresión) y procedí a pasar el chile por todo su coño.
Ella me miraba suplicante, pero como toda una buena sumisa, aguanto el castigo y sólo se quejaba levemente. Admito que me pasé un poco, pero… que puede hacer uno, me rendí a mis instintos. Aquello debía de arderle horrores, pero me importó poco, porque también embadurné ...