1. Una esclava inesperada - Reencuentro fugaz II


    Fecha: 15/04/2021, Categorías: Infidelidad Autor: Cold_P, Fuente: CuentoRelatos

    ... efectos de éste tercero, saqué mis dedos y reanudé la tanda de azotes, pero esta ocasión, lo hacía más fuerte. Al sentir el quinto, cerró sus piernas. Las abrió casi al instante después. Las cerraba con cada azote, pero las volvía a abrir. Airado ante tal acción, le solté un cachete en los muslos.
    
    —¿Qué pasa puta? Pensé que te gustaba el dolor – le pregunté
    
    —Me encanta, pero ya… me duele mucho
    
    —Déjame recordarte algo zorra – le dije mientras soltaba cachetes en sus muslos – Aquí, el que manda soy yo. Y aún no veo esta concha como yo la quiero ver. Así que te aguantas y abres las pinches patas o vas a ver…
    
    —Pero es que ya no puedo… neta me duele mucho – me dijo sorbiendo sus mocos.
    
    —Zorra… - atiné a decir
    
    Pero era cierto, ya había aguantado mucho castigo por mi parte, pero para su infortunio, soy demasiado terco. Así que me incorporé y me senté sobre su vientre. Con una mano, tomé una de sus piernas y con mi pié otra y la obligué a abrirse. Por primera vez, se resistió pero mi fuerza fue mayor. Comencé nuevamente y con fuerza desmedida. Azote por azote, sentía su impulso por cerrar sus piernas, pero no podía, debido a la posición y a cómo la tenía sujeta. Me imploraba que parara, que me detuviera, que ya era demasiado… pero hice oídos sordos. La continué azotando cerca de 3 minutos. Comenzó a llorar y a gritar de dolor tan fuerte, que tuve que parar. Sin embargo, su vulva seguía empapada. Al instante cerró sus piernas.
    
    Me levanté y a ella conmigo. La ...
    ... desaté y ella me agradeció el tratamiento. Aún sollozaba y le dije que faltaba algo más. Quería humillarla de otra manera y le ordené que se acostara en la cama. “Ahora, me vas a comer el culo pendeja, mientras yo te doy placer a ti.” Hicimos un 69, aunque yo estaba encima de ella. Abrió mis nalgas y al sentir su lengua en mi orto, solté un pedo. Paré a ver cómo reaccionaba y en ningún momento se detuvo, sino que siguió lamiendo. Comencé yo a lamerla y al poco rato escuché como gemía. De repente me detuve e incorporé un poco mi trasero. “Ahora te la tragas hasta el fondo puta. Y cuando te diga, vuelves a limpiarme el culo”. Y mientras mamaba, la penetraba por la boca en aquella posición. Mi verga le entraba hasta la garganta, pero ella nunca se quitó. Es más, hacía un trabajo de maravilla. Alterné mi culo y mi verga en su boca. Solté otro pedo y jamás se quejó. Siguió como si nada hubiera pasado.
    
    Pasado un rato de estar así, ella comenzó a gemir, cada vez más fuerte. “Me vengo, me vengo” Se vino, estrepitosamente e instantes después, noté un chorro diferente sobre mi rostro. “Perdón” la escuchaba decir, pero no me importó en lo más mínimo. Gabriela, quizá de puro placer, estaba orinando mientras chupaba su vagina. Aquello, en lugar de molestarme, me pareció morboso y me excité aún más. Sabía extraño… ácido, pero el saber que estaba bebiendo orina me hizo casi venirme. Ella seguía pidiéndome perdón y para no escucharla, le clavé la verga hasta el fondo de su garganta. Bebí, con ...
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