1. A solas con el hermano


    Fecha: 02/11/2017, Categorías: Incesto Autor: aliciawonders, Fuente: RelatosEróticos

    ... parte ya lo ha hecho! ¿Esto es verdad? La razón abandonaba a Evant, y el cuerpo tenía hambre y curiosidad sensual. Pero para Petit, todo parecía estar en tranquilidad, como si para ella las dimensiones de los normal y lo extraño no tuviesen limites, sino que se difuminaban, dejando tenues sutilezas entre los mundos que difieren. Petit se sentó en la superficie hundida de la tina, y ahora ¡se despojaba tan tranquila de su camiseta mojada!; dejaba la espalda húmeda y blanca descubierta para su hermano Evant. Y dijo: - Oye tonto, ese jabón no se va a aplicar solo. Y él ni corto ni perezoso, con ese pedazo de dizque jabón, recorrió la figura de esa mujer deprisa, como si en cualquier momento fuera a despertar del sueño. Usó sus dos manos, y no reparó en precauciones esta vez, avanzó por los costados de la rubia muñeca, acarició el abdomen y sintió su dedo índice hundirse en el ombligo de su hermana, subió por las costillas y permitió que sus manos rodearan los bordes de esas tetas pequeñas. Evant aún no sabía como lucían esos pechos, pero sí que absorbió con el tacto, toda la información sobre la redondez de estos. Finalmente recorrió los pezones erectos de su hermana, y ella, ¡Como si nada, como si todo el suceso fuera de lo más normal del mundo! Y eso a Evant le volvía loco, le permitía continuar disfrutando de la realización de su fantasía. Seguiría hasta donde fuese posible, pero de ninguna manera violaría la libertad de su dulcísima hermana.
    
    Evant pensó que podía darse ...
    ... la libertad de quitarse su pantaloneta, y sacó algo de valentía soportándose en la idea de que ella aún no le vería la dura verga que en ese momento él ostentaba. Se puso de pie torpemente, se sacó la prenda y al instante su dureza resorteo y se volvió a sentar en la tina. ¡Qué deseos tenía de meneársela!, ¡de explotar y liberar su semen!; pero se resistía, queriendo aprovechar al máximo la experiencia poco usual que se llevaba a cabo. Y entonces, ella habló, y a Evant el corazón le iba a explotar por la incertidumbre de las posibles palabras que Petit diría. – No creas que me la vas a meter. Me darás la razón de que eres un completo tonto si eso piensas-. Y Evant en medio de un escalofrío intenso le dijo tartamudeando- pe… pero… ¡qué dices! ¡No estaba pensando eso para nada! – y ella riendo estrepitosa y sarcástica dijo: ¡Si, claro! ¿Crees que no he sentido esa cosa dura tocando mi trasero?- (Evant me contó que casi se le cae la cara de la vergüenza). Pero Petit, con esa magia y candor que puede derretir el acero, casi le revienta los sesos a su hermano cuando le dice: Sólo te dejaré hacérmelo por atrás. Y Evant se fue despidiendo de su voz. Ya no habló, sino que tragó hondo y se quedó con el cuerpo tenso y sin saber qué hacer. Petit se salió de la tina, con su típico movimiento felino y Evant con la boca abierta se quedó viendo la evolución que su hermana había tenido, habiendo abandonado sus infantiles formas, que ahora eran remplazadas en la mente de su hermano Evant, con ...
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